No lo permitiré by Raúl Garbantes

No lo permitiré by Raúl Garbantes

autor:Raúl Garbantes [Garbantes, Raúl]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Policial, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2020-02-15T00:00:00+00:00


11

El capitán Donald Kipper se presentó ante nosotros, una vez que todos estuvimos a punto de embarcar. Era un hombre anguloso y bastante alto que tenía —en contraste— una voz de falsete. Anunciaba la salida del muelle a las ocho en punto de la mañana.

Subimos al ferri, que era de más o menos treinta metros de longitud y de poca altura, yo diría que como máximo de cinco metros y unos tres en la parte donde desembarcaríamos. Podría trasladar más pasajeros, pero el mes de septiembre era conocido por atraer pocos viajeros. De hecho, durante la espera me enteré por el chico del mostrador que ese sería el último viaje del año.

La embarcación comenzó a moverse. Yo me quedé en cubierta, en un punto donde podría mirar a través del cristal de la cabina a todo el grupo.

La pareja de extranjeros salió a mirar el lago al poco tiempo de haber iniciado la travesía. A los quince minutos volvieron a la cabina, sin interactuar con nadie. Los dos hombres que viajaban solos también salieron a cubierta al mismo tiempo. Cada uno se ubicó a un lado de la borda. El de la barba y la gorra miraba el horizonte y el otro se volteó para mirar hacia donde estaba yo.

Los chicos salieron en grupo y me hicieron compañía a pocos metros. Tuve que alejarme un poco para poder mantener en mi campo visual a la pareja que se había quedado adentro, y a la mujer y la niña.

Los hombres estuvieron afuera por espacio de una hora o algo más. Entonces el de la barba entró a la cabina y el otro comenzó a caminar como si también fuera a hacerlo, pero luego se detuvo y regresó al mismo lugar donde estaba, junto a la barandilla. No se hablaron entre ellos, ni siquiera se acercaron.

Los chicos vociferaban y reían. Se tomaban selfis y gritaban tocando la barandilla, como si fuesen a lanzarse al agua.

—Han visto un barco fantasma en este lago. ¿Lo sabías? —escuché a uno de ellos preguntar.

—¿Qué dices? La gente que vive por aquí ha aclarado que se trata de una ilusión óptica producto de la atmósfera y la luz. ¿No creerás en eso? —respondió otro con aires de seguridad.

—Mi tío Jesse me ha dicho que es cierto. Es la imagen de un barco. Él ha traído a los McNamara en el yate y lo ha visto. Tiene un Carver 445 que es genial…

—Los Kipper, que navegan este barco, tienen años viajando por aquí y nunca han visto nada, así que son mentiras.

La chica llamada Keity se molestó, creo que porque la discusión le pareció tonta, y se metió a la cabina. El hombre de aspecto militar también lo hizo y se sentó lejos de quienes estaban adentro.

En ese momento vi pasar una lancha rápida, que parecía llevar el mismo destino que nosotros.

La verdad, aquello era una inmensidad de agua por todos lados. La entrega que nombró Gary podría tener que ver con el transporte de mercancía ilegal en medio de esas aguas.



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