Miedo a la democracia by Noam Chomsky

Miedo a la democracia by Noam Chomsky

autor:Noam Chomsky [Chomsky, Noam]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
editor: Crítica
publicado: 2017-02-27T23:00:00+00:00


4. UNA TRAYECTORIA CONSTANTE

Surgieron algunos problemas al lidiar con el hecho de que los aliados de los Estados Unidos no son un grupo particularmente atractivo. Al fin y al cabo, pocas cosas distinguen a Saddam Hussein de Hafez el-Assad, aparte de sus actuales servicios a las necesidades de los Estados Unidos. Un inconveniente comunicado de Amnistía Internacional del 2 de noviembre informaba que las fuerzas de seguridad sauditas torturaron y maltrataron a cientos de «trabajadores invitados» yemeníes, expulsando también a 750.000 de ellos, «sin ninguna razón aparente, aparte de su nacionalidad o de su presunta oposición a la postura del gobierno de Arabia Saudita en la crisis del Golfo». La prensa hizo la vista gorda, aunque en el caso de los Estados árabes, no faltan comentaristas que denuncien su vil naturaleza.[30]

La alianza con Turquía —la «defensora de la paz» en Chipre (véase más arriba, párrafo que comienza: «Con comparable unanimidad…»)— requirió también un cuidadoso manejo, en particular a causa de la cuestión de los kurdos en el norte de Irak. Era difícil no darse cuenta de que las fuerzas iraquíes que se enfrentaban a las tropas norteamericanas quedarían seriamente debilitadas si los Estados Unidos apoyaran una rebelión kurda. Washington rechazó esta opción, presumiblemente preocupado por el hecho de que una rebelión kurda en Irak pudiera propagarse a Turquía oriental, donde la enorme población kurda (no reconocida como tal por los turcos) sufre una brutal represión. En una rara nota sobre la cuestión en la prensa, el Wall Street Journal observó: «Occidente teme que presionar sobre la «cuestión kurda» en Turquía, Siria e Irán … pudiera debilitar la alianza anti-Irak». La crónica añade que «la administración de los Estados Unidos se negó enfáticamente a reunirse con el líder kurdo iraquí que visitó Washington en agosto» para pedir ayuda, y que «los kurdos dicen que Ankara está utilizando la crisis del Golfo y la consiguiente popularidad de Turquía en Occidente como tapadera para un severo castigo».[31]

Incluso por lo que respecta a esta dramática cuestión, se mantuvo la disciplina. Apenas se hallaría una palabra (tal vez ninguna en absoluto) sobre la disposición de la administración Bush a sacrificar muchos miles de vidas norteamericanas —incluso dejando a un lado la situación de los kurdos, que han sido explotados con el más extraordinario cinismo por el gobierno y los medios de comunicación.[32]

También fue necesario lidiar de un modo u otro con el hecho de que, antes del ataque contra Kuwait, la administración Bush y sus predecesores trataban a este sanguinario matón como a un gran amigo, favoreciendo el comercio con su régimen y créditos para permitirle adquirir bienes estadounidenses. Con anterioridad, Washington apoyó su invasión de Irán y luego se inclinó tanto a favor de Irak en la guerra del Golfo que se enviaron fuerzas militares para «proteger el tráfico marítimo» de la amenaza iraní (siendo iraquí la principal amenaza para el tráfico marítimo), persistiendo en esta trayectoria incluso después de que el USS Stark fuera atacado en 1987 por un avión iraquí. Cuando la



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.