Melodrama by Jorge Franco

Melodrama by Jorge Franco

autor:Jorge Franco
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9789588948829
editor: Penguin Random House Grupo Editorial Colombia
publicado: 2017-01-06T00:00:00+00:00


16

Dicen que si no fuera por mí, tío Amorcito tendría otro nombre. Sin embargo, desde antes de que yo supiera cómo se llamaba y descubriera su tenebrosa entraña, lo recuerdo como tío Amorcito, el visitante amable y gordo al que le tomé cariño desde que fui bebé, porque veía en él, en su figura y en su docilidad, a un bebé muy grande.

Llegaba a la casa como alborotando un gallinero. Hablaba duro, echaba cuentos, traía chismes, repartía regalos, era el único hombre que no era de la familia al que Libia le tenía autorizada la entrada. A ella, sobre todo, era a la que más regalos le daba. Supo engatusarla con escapularios, con camándulas, con folletines de iglesia, con los mismos chécheres que utilizan los curas para sus brujerías. La primera vez que lo vimos fue cuando Perla y yo nos lo cruzamos en la calle; yo no había cumplido los dos años. Perla me llevaba cargado y no notó que él se quedó mirándonos, ni siquiera lo miró cuando nos tocó bajarnos al pavimento porque él ocupaba casi toda la acera. Ella refunfuñó sin mirarlo y él después nos llamó desde la esquina: ¡señora!, ¡niño! Perla creyó que la había confundido pero él dijo sí, ustedes, mientras se acercaba en un trotecito alegre.

Perla siempre ha sido desconfiada y me abrazó fuerte cuando tuvo a tío Amorcito al lado. Más fuerte cuando él dijo este niño me llega como caído del cielo. Y quedó más confundida cuando él le dijo estoy buscando al Niño Jesús. Por la cara que ella puso, él tuvo que explicarle: vamos a hacer un pesebre y este niño, dijo mirándome, es la encarnación del mismo Niño Dios. Perla se relajó cuando vio que yo miraba al desconocido con carita de contento. Me vio estirándole los brazos como para lanzármele pero ella cambió de pose para que yo me distrajera en otra cosa. Le dijo ¿y será que este no está muy grande para hacer de recién nacido? Tío Amorcito preguntó ¿cuántos años tiene esta belleza? Perla dijo veinte meses, y el otro dijo yo creo que aguanta; además, a ningún recién nacido lo prestan para un pesebre, con lo delicados que son; en cambio, esta belleza parece sembrado en boñiga. Perla celebró el elogio dándome un beso, y tío Amorcito se atrevió a pellizcarme un cachete; yo quedé pasmado y a punto de hacer pucheros. Él le dijo si quiere la acompaño y le voy contando. Perla le dijo es aquí no más, en la puerta verde. Él dijo ah, pues no vivimos tan lejos, yo vivo más arribita, llegando al parque Boston. Perla se quedó mirándolo y luego le dijo hay algo que no entiendo. Sentí que volvió a apretarme. Ella preguntó ¿por qué van a montar un pesebre en pleno marzo?

A tío Amorcito lo salvó la puerta que se abrió sin que nadie hubiera timbrado, y lo salvó la angustia de Mireya, que apenas vio a Perla, le dijo ay, siquiera apareciste: mamá está como desmayada.



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