Magia y enigma by Henry Kamen

Magia y enigma by Henry Kamen

autor:Henry Kamen [Kamen, Henry]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Espasa
publicado: 2018-11-14T23:00:00+00:00


4.

Granada

EL SUEÑO DEL ORIENTALISMO

El monumento histórico más conocido de España también es el que más se pierde en un laberinto de mitos y leyendas, con un pasado distorsionado por el descuido e incluso por su opuesto: el exceso de admiración. Por lo general, se considera que representa el apogeo de su civilización, pero en realidad se construyó cuando dicha civilización ya se encontraba en vías de irremediable decadencia. Granada y su monumento, la Alhambra, están presentes en el arte y en la música, pero el arte siempre es una fantasía maravillosa y la música, siempre una melancolía retrospectiva.

Ya hemos visto que la época dorada de los califas de la dinastía omeya dio paso, en el siglo XI, al desmoronamiento del poder islámico en la península Ibérica. En el 1031, el califato dejó de existir formalmente. Lo sustituyó un nuevo régimen de gobernantes locales: los reinos de taifa. Al-Ándalus pasó a estar dividido en veintitrés unidades políticas independientes llamadas «taifas»; algunas se establecieron sobre una base regional y otras surgieron de rivalidades raciales entre musulmanes hispánicos y bereberes que habían emigrado desde el norte de África. Algunos de esos reinos eran tan débiles que no pudieron por menos de convertirse en protectorados involuntarios de sus vecinos cristianos, más fuertes que ellos. Uno de los monarcas cristianos más válidos, Alfonso VI de León y Castilla, llegó incluso a cobrar tributo de la taifa de Sevilla y en el 1085 conquistó Toledo definitivamente para la cristiandad.

A partir de entonces, los gobernantes musulmanes apelaron en reiteradas ocasiones a la ayuda de aliados procedentes de África: primero, a los almorávides (en el 1086) y después, en 1170, a los almohades. En julio de 1212, un ejército cristiano convocado por el Papa —había proclamado una cruzada para la ocasión— e integrado por fuerzas francesas, navarras, portuguesas y castellanas se enfrentó a los almohades en Las Navas de Tolosa e hizo añicos su poder en la Península. En los treinta años siguientes, las fuerzas cristianas ocuparon Córdoba, Jaén y Sevilla. En los territorios del este, la isla de Mallorca fue conquistada en 1229; Valencia, en 1238, y Murcia, seis años después. A mediados de aquel siglo, el poder musulmán había quedado restringido exclusivamente al extremo meridional de al-Ándalus y, concretamente, al reino de Granada. En aquella época de decadencia floreció el arte andalusí. La hermosa Giralda de Sevilla, que al principio había sido el minarete de una mezquita y después se convirtió en una torre de la catedral, data de la época de los almohades, al igual que la Torre del Oro, a orillas del Guadalquivir, en la misma ciudad. La joya máxima de los artistas musulmanes, la Alhambra de Granada, incorporó sus secciones más bellas bajo el reinado de los nazaríes, a finales del siglo XIV. Los musulmanes utilizaron sobre todo el arte para transmitir su cultura, para mayor deleite visual de la posteridad. El ejemplo supremo de la destreza creativa mudéjar es el Alcázar o palacio real que Pedro el Cruel mandó erigir en Sevilla en torno a 1364.



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