La reina maldita by Sarah Sara

La reina maldita by Sarah Sara

autor:Sarah Sara [Fine, Sarah]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9789877473223
editor: V&R Editoras
publicado: 2017-07-07T14:51:20+00:00


Todo el ruido de los guerreros se acalla, ahogado por la lluvia de fuego y hielo en mi mente, que golpea a lo largo de mis huesos; su rugido invade mi alma. Casi no me doy cuenta de que estoy entrando en el círculo, solo que de repente la cuerda ya no está allí. Sus cenizas revolotean en el aire a mi alrededor, como mariposas.

Yo soy la llama. Estalla de mis palmas mientras camino hacia Flemming, que se da vuelta, quizás al sentir el calor a su espalda.

–No la tocarás –digo, y mi voz es monstruosa; dientes, garras, cuchillas y odio hechos sonido.

Flemming se tambalea lejos de Thyra, con los brazos enroscados, boquiabierto en un grito silencioso mientras yo avanzo detrás de él, con fuego líquido en mis venas.

–¡Bruja! –exclama.

Es la última palabra que pronuncia. Arrojo las llamas, todo mi dolor y rabia alimentan un infierno que devora a Flemming al instante. Sus gritos son desesperados y estridentes, y ahora se ha ido y no me importa. No me detendré hasta que se vuelva ceniza a mis pies. Siento que es lo correcto, algo bueno y salvaje.

Levanto la cabeza ante el resplandor de la hoja de una daga, pero de solo pensar en el viento se produce un vendaval helado que la desvía, y su dueño es arrojado de vuelta a la muchedumbre de guerreros horrorizados, con los ojos abiertos de par en par. Me doy la vuelta en el sitio y miro con furia a la tribu que estaba tan ansiosa por matar a mi jefa.

–Desafíenme a mí –les digo.

Nunca sentí nada tan magnífico. Río cuando unos pocos guerreros me enfrentan y arrojan sus lanzas. Balanceo mis brazos, y el viento vuelve a cumplir mis órdenes. Las largas puntas afiladas pasan a mi lado a ambos costados y van hacia la multitud detrás de mí. Que todos mueran. No me importa que lloren. No me importa el terror en sus rostros. Hace un momento babeaban al ver a Thyra de rodillas, una jefa derrotada por una conspiración. No con honor. No en una pelea justa. Me doy cuenta ahora de que no hubiese importado que derrotara a Flemming: otro la habría desafiado, y luego otro, y otro, hasta que uno de ellos lograra un golpe de suerte, hasta que Thyra cayera de puro agotamiento. No sé qué clase de jefe nutre a una tribu que haría tal cosa, pero al pensar en ello, levanto la vista hacia las bancas donde Nisse estaba sentado con Jaspar y el resto de su leal séquito.

Pero Nisse se ha ido. También sus favoritos. Solo Jaspar continúa allí. Él se para en su banca, sus ojos están desorbitados.

–¿Lo sabías? –grito, mientras violentas ráfagas levantan mi cabello rojo y las cenizas giran a mi alrededor. El aire está lleno del aroma de la carne quemada, dulce y amargo.

Es gracioso cómo uno nota pequeñas cosas aun cuando el mundo se está desmoronando. La nuez de Jaspar sube y baja mientras traga. Su piel se ve resplandeciente de sudor y manchada de gris a la luz ardiente de mi fuego maldito.



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