La enfermedad del olvido by Norbert Bilbeny

La enfermedad del olvido by Norbert Bilbeny

autor:Norbert Bilbeny [Bilbeny, Norbert]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Salud y bienestar
editor: ePubLibre
publicado: 2021-01-01T00:00:00+00:00


10

Dignidad hasta el final

En la fase final del mal de Alzheimer el paciente se encuentra en un estado prácticamente vegetativo. Ante ello, como en otras situaciones comparables, algunos piensan que el enfermo es un ser ausente y que, con mucho, sólo merece compasión. Pero una persona con la memoria y la mirada vacías no es una persona vacía. Cuando la medicina dice que la muerte del enfermo de alzhéimer se produce después de su «despersonalización» debería entenderse que se refiere a la pérdida de su «identidad personal», no de su condición de «persona», según la diferencia que hemos explicado.

La sociedad capitalista hace que nos estemos acostumbrando a identificar aquello que no tiene un precio de mercado con lo irrelevante o carente de sentido. Incluso cuando oímos hablar a nuestro alrededor de la «calidad de vida» ésta se confunde con los bienes físicos y recursos materiales antes que vivir de forma saludable, feliz y solidaria, y, en todo caso, con una irrenunciable «dignidad de vida». También frente al enfermo de alzhéimer nos preocupamos de su calidad de vida, pero el riesgo de olvidarse de su dignidad de vida se acrecienta conforme decae su salud mental y nos parece encontrarnos ya ante un ser vacío.

Pero no es una persona vacía. Tiene un valor en sí misma. Ese valor que entre las personas sanas nos negamos cuando decimos tan a menudo que «no hay nadie insustituible» y que el papel que hace uno es «reemplazable» por el papel de otro. Entonces, ¿qué clase de valor nos reservamos? No el de la dignidad. Llevar a sus últimas consecuencias esta idea vulgar de que nadie es insustituible sería algo terrorífico, pues todos nos convertiríamos en algún momento en seres prescindibles. No sólo no somos sustituibles, ni intercambiables, como lo son las piezas de un motor, sino que somos únicos y valiosos en tanto que seres humanos y personas. Y ello es así también para los enfermos y, entre éstos, para los que ya no tienen consciencia de su estado ni de su identidad.

Todos decimos respetar el valor de la vida, su integridad, sus derechos. Pero no protegemos del mismo modo el valor de la dignidad de la vida, que nos sitúa en un plano moral, o cuando menos en el de la sensibilidad. Recalcar la dignidad del paciente de alzhéimer no es fácil, pero no es más difícil que ante cualquier otra persona y es algo igualmente obligado. El enfermo ha llegado a su situación de forma involuntaria. La pérdida de la memoria y de su personalidad no es el resultado de un abandono ni de una abdicación. Él o ella puede ser tú. Además, en casi todo su proceso la persona con este mal no ha cerrado su comunicación con el mundo. No está ausente, sino presente, y se encuentra en una relación con los demás dentro de sus posibilidades. Ni en el último momento ha perdido su dignidad, porque no ha dejado de ser persona, a pesar de su mutismo.

Es cierto que, al final, el enfermo ya no puede dirigirse a otro y ser un interlocutor.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.