Jericó by Fran Barrero

Jericó by Fran Barrero

autor:Fran Barrero [Barrero, Fran]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Distopía
editor: ePubLibre
publicado: 2022-06-01T00:00:00+00:00


Capítulo 14

A Stephen Hope todos lo llamaban Steve desde que tenía uso de razón, incluso sus padres, a los que ya no recordaba porque llegó allí con cinco años y no había tenido tanta suerte como sus amigos y compañeros del colegio y luego de trabajo. Ellos recordaban los rostros de sus padres, el sonido de sus voces y atesoraban cientos de recuerdos bonitos. Steve no recordaba nada, como si aquella bomba de luz que invirtió la gravedad también se hubiese llevado su memoria.

Ahora Steve estaba haciendo algo muy diferente al trabajo que desempeñaba desde hacía seis años. A los doce, como todos allí, comenzó a ser útil para la sociedad de Jericó; en su caso, asistía a los enfermos en uno de los cuatro hospitales, justo en el del oeste. Su formación como técnico sanitario no duró más de dos meses, pero él era despierto y había destacado desde el principio. En su pequeño hospital había unos cincuenta pacientes en este momento, casi todos por accidentes laborales: esguinces, roturas, torceduras, hernias… y un par de apendicitis que tenían muy mala pinta; allí no durabas mucho si se convertía en peritonitis.

Por lo pronto, se olvidaría de untar pomadas, dar aspirinas y cambiar vendajes, porque había sido trasladado al cuerpo de guardianes de la paz y su tarea principal sería ahora la de contener una posible revuelta en la ciudad. A cambio, el alcalde les había prometido a todos los nuevos guardianes una mejora en sus condiciones de vida: mejor alimentación y el derecho a un cubículo más grande en cuanto estos quedasen disponibles.

Un guardián de la paz veterano, un tal Michael O’Connor, lo había abordado cuando se dirigía a su trabajo y le había ofrecido el acuerdo beneficioso. Steve lo había aceptado en el acto.

El chico tenía muchas ganas de demostrar que era el indicado para ese trabajo, pero más aún de ver la cara que pondrían un par de antiguos compañeros de clase cuando lo vieran con el uniforme que le habían proporcionado, que se basaba en la misma ropa de todos los demás, pero teñida por completo de negro. Esos dos abusones no imaginarían la que les iba a caer encima. Pero eso sería después, ahora iba a cumplir con sus órdenes junto a otros reclutados. Se habían dividido en tres frentes, unos cincuenta guardianes en la zona cero, protegiendo el ayuntamiento; otros setenta en la calle circular que separaba las casas de los destacados de las de los chicos; y noventa guardianes rodeando todo el perímetro de la ciudad, la zona asegurada, como todos la conocían; estos últimos buscarían a dos personas y se encargarían de ayudar a los demás si se producía una revuelta. A Steve le había tocado la zona del ayuntamiento, el lugar parecía muy tranquilo, aunque él pensó cuando lo destinaron que allí se estaría formando una buena, como cuando detuvieron al antiguo alcalde Hoffman dos noches atrás.

—¡Chico! ¡Eh, chico!

Era un guardián veterano el que llamaba su atención. Él corrió obediente hacia donde se encontraba su superior.



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