Esmeraldas by Fray Mocho

Esmeraldas by Fray Mocho

autor:Fray Mocho [Fray Mocho]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: F
editor: SAGA Egmont
publicado: 2021-08-02T00:00:00+00:00


FRUTA PROHIBIDA

Y don Juan—este sujeto es un almacenero italiano con quien tengo alguna relacion—le dijo, guiñando los ojos, á la pardita que de la gran casa vecina, va todos los dias á la compra y que él ha tiempo festeja, regalándoles ticholos y otras golosinas:

— Vea, si quiere que vamos al Escatin esta noche, escapesé ... yo le doy conque disfrazarse ... Nos vamos á divertir!

Y á la respuesta afirmativa de la invitada, seducida por las dádivas contínuas, esperanzas de otras mayores y promesas de diversiones—siguió un papel de cinco nacionales nuevito y lindo.

***

Y un mundo de ilusiones envolvió á don Juan, miéntras se ocupaba en desgorgojar un cajon de fideos picados.

Cómo se divertiria!

Ya le parecía sentir la música espeluznante del baile y verse prendido del talle gentil de la pardita, llorándole en la oreja sus súplicas amorosas.

Despues se trasportaba con la imaginacion á un pequeño cuarto de cierto café conocido y allí, teniendo á su compañera de baile sentada en las faldas, saboreaba una suculenta busecca ó un jugoso beefsteack con huevos.

Y atrevido y lujurioso llegaba hasta comer con ella en el mismo plato y con el mismo tenedor, cortándole con su mano y sirviéndole los pequeños bocaditos sabrosos que ella hacia desaparecer con tanta gracia entre sus dientes blancos y menudos.

Qué imaginacion desorejada de almacenero!

¿Quieren creer que llegó hasta besarle las piernas á la pardita?

***

Pero ... cuánta prudencia se necesitaba para que no apercibiera la aventura doña Teresa, su consorte—una gran mujer blanca á quien hasta los hombres de galera le decian piropos cuando dejaba su cuartito vecino á la trastienda y salía á la vereda á lucir su cuerpo maciso pero airoso, cubierto por un sencillo vestido de percal.

Y entusiasmado con sus sueños no veia don Juan á su dependiente Palombí—á ese ganso de Palombi, como le llamaba cuando hablaba intimamente de él—que se hacía señas con doña Teresa y le tiraba besos con la punta de los dedos, que esta hacía como que recogía adelantando su lábio inferior, grueso, rosado, atrayente.

***

Por fin llegó la noche y con ella la hora del placer para el calaveron almacenero.

Conque aire de esquisita cortesía preguntó á Palombi si habia cerrado bien las puertas del almacen!

Cuánta dulzura demostró al ir á avisar á su esposa que iba á estar ausente hasta tarde por tener que hacer en la Lógia á que pertenecía!

Y el muy tonto que siempre llamaba imbécil á su dependiente Palombi, salió sin notar la alegría que se pintaba en el rostro de los que quedaban en casa!

***

Y á la média hora tuvo que regresar á buscar dinero; se habia ido sin un peso al baile y no tenia conque pagar ni un chop á su adorada.

Despacio abrió la puerta de la trastienda y paso trás paso penetró á su dormitorio y al de su esposa, dirigiéndose á la caja de fierro que dormia en un rincon, casi cubierta por repas que no se usaban.

Y encendió un fósforo ...

***

Momentos despues acudió la policía atraida por unas voces de auxilio, y al penetrar al pátio del almacen se encontró con un espectáculo risible.



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