Entre (a) mar y (a) mar.TE by Edurne Cadelo

Entre (a) mar y (a) mar.TE by Edurne Cadelo

autor:Edurne Cadelo [Cadelo, Edurne]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-01-04T00:00:00+00:00


26. Se acabó

2005

ELIO

Un golpe seco, como de algo cayéndose sobre la madera, me despierta. Agudizo el oído y me estiro para alcanzar el móvil y mirar la hora que es. He estado estudiando hasta las mil y he perdido la noción del tiempo. No sé si llevo dormido una hora o catorce.

—Mierda. Son las cinco de la mañana.

Unas risas me llegan desde el salón. De lujo. Es Vega y no está sola, porque la voz de un tío pidiéndole que se quite la ropa me acaba de encabronar.

Soy imbécil. Sí, mucho más de lo que imaginé. Vega llegó en septiembre para compartir piso conmigo y con su prima Alicia. Supuse que, después de haber estado separados todo el año pasado, incluido el verano, iba a ser capaz de mantener mis pensamientos y mis manos alejados de ella. Pero, hostia, lo último lo he conseguido a base de mucha contención, sin embargo, lo de sacarla de mi cabeza es impensable.

Puedo poner mil excusas; la principal, que Vega se ha convertido en una tía increíble: preciosa, inteligente y magnética. Todo lo que ya era y más. Más madura, más atractiva, más sensual, más extrovertida. Más única. En serio, ha sido un suplicio ver cómo todos los tíos merodeaban a su alrededor desde que puso un pie en la facultad. A cada cual más baboso, por cierto. Y sí, ya sé que mi primer curso fue bastante caótico también, pero, coño, ella no tuvo que verlo. En cambio, yo he visto cómo ha ido evolucionando, de menos a más, tratando de encontrar su sitio en esta jungla y, por el camino, ha ido conociendo a un montón de gente. También se podría decir que el único culpable de mi mala hostia soy yo, que eso realmente no es una excusa, es la realidad. Cuando salí de mi casa para venir aquí a estudiar, le dije que hiciera su vida y disfrutara, porque, evidentemente, ella y yo no éramos nada más que dos amigos que habían compartido buenos momentos —⁠mi mantra favorito hasta hoy⁠—. Y eso es lo que hemos hecho, seguir adelante.

Todo perfecto, ¿o no?

Pues no lo sé, porque, a pesar de que sigo sin creer en las relaciones de pareja y detesto que la gente se vuelva tonta hablando de amor romántico y etiquetándolo constantemente, cuando me imagino a Vega con otro, boicoteo hasta mis propios pensamientos. Porque es ella. Solo ella. Y no soporto la distancia que nos separa desde que llegó.

—Shh. Calla, Iker, que es tardísimooo. Nos van a oír.

Alarga el final de la palabra tanto que sé que se ha pasado con las copas. Maravilloso.

—¿Quién? ¿Tu hermanito? —Más risas.

Tu puta madre, imbécil.

—No. No es mi hermano, es…

Muy bien, Vega, no eres capaz ni de mencionarme.

No me molesto ni en ponerme la camiseta, salgo descalzo, como un obús, pero, como soy masoquista, me quedo en el final del pasillo, observando la escena de los cojones.

—Me da igual —responde el capullo mientras ella se tambalea y se apoya en su hombro⁠—. He venido a follarte, no a que me presentes a tu familia.



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