El Sutil Arte de que te Importe un Carajo by Mark Manson

El Sutil Arte de que te Importe un Carajo by Mark Manson

autor:Mark Manson
La lengua: spa
Format: epub
editor: HarperCollinsPublishers
publicado: 2018-02-21T00:00:00+00:00


Victimismo chic

La falacia de la responsabilidad/culpa le permite a la gente endosarle a los demás la responsabilidad de resolver sus problemas. Esta habilidad de deshacerse de la responsabilidad a través de la culpa le otorga a las personas un bienestar efímero y la sensación de creerse con derecho a todo.

Desafortunadamente, un efecto colateral del internet y de las redes sociales es que se ha vuelto más fácil que nunca lanzarle la responsabilidad —incluso por la más mínima de las infracciones—, a algún otro grupo o persona. De hecho, este juego de culpa/vergüenza se ha vuelto tan popular que en ciertas esferas se ve como algo cool. Compartir públicamente las “injusticias” atrae más atención y más efusividad emocional que cualquier otro evento en las redes sociales; legitima al tipo de persona que perpetuamente se siente victimizada con cantidades enormes de atención y simpatía.

El “victimismo chic” está de moda por todos lados hoy, entre los ricos y los pobres. De hecho, puede que ésta sea la primera vez en la historia de la humanidad en la que cada grupo demográfico se ha sentido injustamente victimizado de manera simultánea. Todos van montados en la indignación moral que eso trae consigo.

En este momento, cualquiera que se sienta ofendido por cualquier circunstancia —ya sea el hecho de que un libro sobre racismo fue autorizado como parte de una clase universitaria o que los árboles de Navidad fueron prohibidos en el supermercado local o que subieron los impuestos medio punto en los fondos de inversión—, todos se sienten oprimidos de alguna manera y piensan que en cierto modo merecen estar muy molestos y obtener un cierto grado de atención.

El ambiente mediático actual por un lado alienta y por el otro perpetúa estas reacciones porque, después de todo, es bueno para el negocio. El escritor y el comentador de medios Ryan Holiday se refiere a esto como “pornografía del atropello”: más que reportar historias y temas reales, los medios consideran más fácil (y más rentable) encontrar algo medianamente ofensivo, difundirlo en una amplia audiencia, generar molestia y entonces transmitir esa molestia a la población, de una forma en la que cause molestia en otra sección de la población. Esto desata un tipo de eco de tonterías que viene y va entre dos posturas imaginarias, mientras distrae a todos de los verdaderos problemas sociales. No sorprende entonces que estemos más políticamente polarizados que nunca.

El mayor problema con el victimismo chic es que acapara y resta atención a las verdaderas víctimas. Es como Pedro y el lobo. Mientras más personas se proclaman como víctimas a la menor provocación, más difícil es ver quiénes son las verdaderas víctimas.

La gente se vuelve adicta a sentirse ofendida todo el tiempo porque les provee un momento efímero de bienestar; creerse con derecho a todo y con una superior moral se siente bien. Como lo expuso el caricaturista político Tim Kreider, en su columna de opinión del New York Times: “El sentirse atropellado es como esas otras cosas que te hacen sentir bien, pero con el tiempo te devoran de adentro hacia afuera.



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