El rey de los narcóticos by Ralph Barby

El rey de los narcóticos by Ralph Barby

autor:Ralph Barby
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Intriga, Novela, Policial
publicado: 1969-08-31T23:00:00+00:00


CAPÍTULO VII

Nerviosa, colgó precipitadamente sin querer escuchar más aquella voz irónica y segura que la amenazaba tras haberla localizado.

El miedo, el deseo de sobrevivir, volvió a atenazarla.

Se aproximó al sofá con rápidas zancadas y tomó la «Browning» quitándole el seguro. Apuntó con ella hacia la puerta. Instantes después, se escucharon unos pasos que se acercaban a la hoja de madera.

Montó el dedo sobre el gatillo. El seguro ya estaba quitado, sólo tenía que disparar y luego preguntar…

Una llave se introdujo en la cerradura. Sonó un chasquido.

Queen jadeó sin moverse del sofá. El cañón de la «Browning» apuntaba hacia el centro de la puerta. Si alguien entraba, no podía fallar el tiro y menos si oprimía el gatillo por seis veces. Un plomo u otro acabaría con el intruso. Se sentía tan acorralada como ante una manada de lobos hambrientos tras un largo y gélido invierno.

Al abrirse la puerta, hizo un violento esfuerzo por contener su dedo índice.

Frente a ella estaba Jay que quedó estupefacto al verse apuntado de aquella forma.

—¡Queen! ¿Qué haces? Puede disparársete, veo que has quitado el seguro…

La joven desvió rápidamente la pistola que dejó sobre el sofá. Saltó por encima del mueble-cama y se colgó del cuello de Jay sollozando.

—¡Jay, Jay!

—Pero ¿qué ocurre? Te he dejado contenta y ahora estás hecha un amasijo de nervios.

—¡Jay, tengo miedo, mucho miedo!

—¿Por qué? ¿Ha sucedido algo para que me esperaras con la pistola por delante?

—Acaban de telefonear.

—¿Quién?

—No lo sé, es alguien que conoce nuestros nombres. Jay frunció el ceño y se apresuró a cerrar la puerta.

—¿Qué quería?

—La heroína.

—¿Era la policía?

—No creo. Ha dicho que si no le entregábamos la droga nos mataría a los dos. Lo ha dicho muy convencido. Jay, estamos perdidos, ya nos han localizado.

—Diablos, sí que han ido rápido. Lo que no entiendo es cómo lo han conseguido tan pronto, claro que esos gangsters tienen ojos en todas partes. Hay demasiada gente que trabaja para ellos. ¡Y yo que acababa de comprar esta cartera para llevar la droga!

—Hay que entregarla cuanto antes al FBI.

—Lo que debemos hacer inmediatamente es desaparecer de esta leonera o quedaremos atrapados sin posibilidad de escape.

—Pero ellos ya saben dónde estamos y si salimos nos abordarán.

—Serán más cautos que todo eso. Trataremos de buscarlos y desaparecer. En nuestra situación, lo más peligroso es permanecer demasiadas horas en un mismo sitio.

Jay introdujo el paquete de estupefacientes en la cartera, cerrándola con cuidado.

Luego, guardó la llave.

Los dos kilos de heroína abultaban bastante por hallarse la droga en polvo. La cartera se vio llena, pero por otra parte no podía adivinarse lo que iba dentro.

—Coge lo que te sea más indispensable y vámonos.

—Me llevaré el jersey y el pantalón que me has comprado.

—Eso es fácil. Aquí tengo una bolsa deportiva.

Jay abrió la cremallera y Queen se apresuró a meter la ropa. Jay añadió una botella de whisky.

—Puede hacemos falta. Nunca sabemos adónde iremos a parar y quizá necesitemos un trago y también esto. —Comprobó la posición del seguro y dejó caer la «Browning» dentro del bolso—. Tú la llevarás y si por alguna circunstancia debemos separamos recuerda que el arma está dentro.



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