El chico de la Gran Dolina by Jose María Bermúdez de Castro

autor:Jose María Bermúdez de Castro [Bermúdez de Castro, Jose María]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2002-06-15T00:00:00+00:00

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EL CHICO DE TURKANA

Se trata de un gran hallazgo por sí mismo, pero también nos ofrece nuevas perspectivas sobre otros homínidos fósiles y acerca de la vida y períodos de nuestros antecesores humanos primitivos.

RICHARD LEAKEY Y ALAN WALKER,

The Nariokotome Homo erectus Skeleton

* * *

En el norte de Kenia, a menos de 5 kilómetros de la ribera oeste del lago Turkana se encuentra el yacimiento denominado Nariokotome III. Éste es uno de los numerosos yacimientos fosilíferos situados en las proximidades de este lago, ya mítico para la historia de la paleoantropología. El río Nariokotome desemboca en el lago Turkana y a lo largo de su curso se localizan varios yacimientos de una antigüedad superior a un millón de años. En 1984, un equipo compuesto, entre otros, por los paleoantropólogos Richard Leakey y Alan Walker, el geólogo Frank Brown y el paleontólogo John Harris realizó una expedición a la región occidental del lago Turkana y localizó hasta 25 yacimientos excavados por los ríos de vida efímera y estacional que desembocan en el lago. Estos ríos atraviesan la Formación Nachukui y dejan al descubierto diferentes niveles de gran riqueza fosilífera. La antigüedad de estos niveles se conoce muy bien gracias a las observaciones sobre la estratigrafía de la cuenca del Turkana, realizadas durante casi tres décadas de expediciones a la región, y a las dataciones por el método del potasio/argón de las distintas capas de cenizas volcánicas incluidas en la Formación Nachukui.

El keniata Kamoya Kimeu y su equipo participaban en aquella expedición paleontológica y en agosto de 1984 encontraron el primer resto humano en Nariokotome III. Kimeu fue preparado por Richard Leakey y se convirtió en un auténtico especialista en localizar yacimientos y reconocer los fósiles. Aquel primer hallazgo consistía en un fragmento de hueso frontal y el equipo quiso saber si podrían obtenerse más restos del mismo o de otros homínidos. Se procedió a lavar el sedimento de la zona donde fue hallado el fósil y se recuperó la mayor parte del neurocráneo. Además se realizó una excavación minuciosa de un área de 30 metros cuadrados, que permitió encontrar buena parte del esqueleto de un homínido. Leakey y Walker nos cuentan en la introducción de un volumen monográfico sobre este hallazgo publicado en 1993 que el 21 de septiembre de aquel año agotaron sus fondos y tuvieron que dar por terminada la expedición. Los integrantes del equipo realizaron hasta cinco campañas más y lograron reunir la mayor parte de las piezas óseas del esqueleto de aquel homínido, después de excavar más de 400 metros cuadrados y remover 1500 metros cúbicos de sedimentos. El cráneo fue reconstruido a partir de 70 fragmentos y hoy día es uno de los más completos del registro fósil de homínidos. También se recuperaron vértebras, costillas, partes del hueso coxal y de las escápulas, restos de las clavículas, diversos fragmentos de huesos largos, algunos huesos de las manos, etc., que permitieron conocer el tamaño y proporciones del esqueleto poscraneal.

El yacimiento Nariokotome III se formó en la llanura aluvial del río Omo, en una zona de praderas, con cinturones de árboles bordeando los canales del río.

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