Discursos Vol. 6 by Marco Tulio Cicerón

Discursos Vol. 6 by Marco Tulio Cicerón

autor:Marco Tulio Cicerón [Cicerón, Marco Tulio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2019-08-03T16:00:00+00:00


FILÍPICA IX

INTRODUCCIÓN

Pronunciada en la primera quincena de febrero del 43 a. C., la Novena Filípica trata un tema puntual y adyacente a los grandes asuntos de fondo: Servio Sulpicio Galba, uno de los tres miembros de la embajada enviada a Marco Antonio, había muerto durante la misión. El cónsul Vibio Pansa propuso que se le hicieran funerales a cargo del Estado y que se le levantara en su honor una estatua y un sepulcro; Servilio Isáurico se opuso a la concesión de la estatua, porque consideraba que este reconocimiento estaba reservado a los muertos en acto de servicio, y Cicerón asumió la defensa de sus méritos, dedicando la primera parte de su discurso a refutar a Servilio.

Cicerón, ante la muerte de su amigo Servio Sulpicio Galba, se vuelca en el elogioso recuerdo de su figura. Todo el discurso es un remanso de paz, un paréntesis en la lucha de opiniones; un tono cordial lo preside, frente al acento polémico, beligerante y duro de todas las demás, a excepción —si se quiere— de la primera Filípica. Tan sólo dos veces aparece al fondo Antonio como causante —no podía ser de otra manera— de la muerte de Sulpicio (7 y 14) y evita incidir en la responsabilidad de los senadores que apoyaron el envío de la embajada —propuesta a la que Cicerón se había opuesto tajantemente en las Filípicas V y VII, aunque, como ocurre en el caso de Antonio, no deja de mencionar brevemente esta circunstancia (8).

De forma única y singular el orador reúne el género deliberativo con el epideíctico, pues la laudatio funebris se inserta en el marco de la deliberación senatorial sobre los honores a conceder al fallecido. En este marco es posible reconocer elementos retóricos como la narratio (2-3): Sulpicio partió, enfermo, para cumplir con su deber y es merecedor de una estatua; la argumentatio (4-14): murió en acto de servicio y de muerte violenta, dividida, a su vez, en confirmatio (4-13) y refutatio (14), con el argumento de que, si se aprobaba la concesión de un sepulcro —un honor mayor—, merecía una estatua; aunque por la modestia del difunto la estatua tendría que ser pedestre, Cicerón consiguió la aprobación: su oratoria volvió así a tener incidencia en un tema —eso sí— adyacente al gran debate central de todas las Filípicas.

Atendiendo al contenido es posible establecer también la siguiente estructura[1]:

Exordio (1-3a).

Primera parte: refutación de la opinión contraria a la concesión de una estatua (3b-13).

A.La concesión responde a la tradición (3b-11):

a.Ejemplos históricos (3b-5a).

b.Causas de la muerte: Antonio (5b-9).

c.Exhortación a la concesión (10-11).



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