Clara se escribe con K by Jennifer Boni

autor:Jennifer Boni
La lengua: spa
Format: epub
editor: Ediciones Castillo
publicado: 2017-10-15T00:00:00+00:00

17

Después de mucho pensarlo, me decidí a invitar a Luciano a nuestra fiesta. Estaba esforzándome por “hacerme caso a mí misma”.

Cada vez que buscaba a Renée para hablar sobre esto, ella me recordaba la importancia de que yo tomara mis propias decisiones, independientemente de lo que opinara Natalia. Aunque no era nada fácil.

Eran las diez de la noche. Mis papás ya estaban en su cuarto y Sabrina seguro estaba dormida, pero yo no podía dormir. Bajé al estudio y encendí la compu. Sentí que se tardaba años en conectarse a Internet y que el ruido estaba despertando a toda mi familia.

En cuanto logré conectarme, y vi que Luciano estaba conectado, sentí un vuelco en el estómago. Supe que ése era el momento para invitarlo.

—¿Qué haces despierto? —escribí.

—Lo mismo que tú… jajaja —me contestó.

Me quedé un rato sin escribir nada. El cursor parpadeaba en la pantalla, pero no tenía idea de cómo empezar a hablar de la fiesta.

—¿Sigues ahí? —me preguntó después de un rato.

—Sí… ¿ya te vas a desconectar?

—No, para nada. Apenas acabo de conectarme y estoy bajando música.

El hecho de que los dos nos hubiéramos conectado a la misma hora me provocó una sensación linda. Era como si estuviéramos muy, muy cerca, casi como si pudiera tocarlo del otro lado de la pantalla. Traté de imaginármelo. ¿Cómo estaría vestido? ¿Estaría en su cuarto? ¿Cómo sería su cuarto?

—¿Y qué haces? ¿Estás chateando con alguien? —me preguntó, seguramente porque llevaba un buen rato callada.

—No, acá sigo…. —escribí, y agregué—: ¿Sabes que pronto va a ser mi cumpleaños?

—¿Cuándo?

—El 22 de noviembre.

—¿Y vas a hacer algo? —preguntó Luciano.

—Sí, Natalia y yo siempre lo festejamos juntas. Ella cumple el 18…

—¿Qué van a hacer?

—¿Te acuerdas que te conté de la finca de los abuelos de Natalia? —comencé a explicar.

—¿A donde fueron en las vacaciones de verano?

—Sí, exacto. Pues, vamos a hacer la fiesta allá… —le contesté.

Poco a poco fui agregando más detalles.

—El 20 de noviembre es sábado. Y los invitados pueden quedarse a dormir porque es un poco lejos. Son dos horas y media de carretera.

Me quedé un ratito esperando su respuesta, pero creo que él se quedó esperando que yo dijera algo más, así que escribí:

—¿Te gustaría ir?

—¿Me estás invitando?

—¡Claro!

—Ahí estaré.

En cuanto leí su respuesta, sonreí.

—Ok. Te doy la dirección en la escuela. Se la tengo que pedir a Natalia…

—Perfecto. Me gusta la idea de la fiesta fuera de la ciudad —escribió Luciano.

—Va a estar increíble —contesté.

—¡Seguro!

—Bueno, creo que ya me voy a desconectar… Ahora sí, me caigo de sueño y si no, no me levanto mañana.

—Ok, nos vemos en la escuela.

—¡Bye!

Apagué la computadora y me fui a dormir sintiendo un calorcito en el pecho.

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