Ciclos vitales by John Tyler Bonner

autor:John Tyler Bonner [Bonner, John Tyler]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 1993-01-01T00:00:00+00:00

FIGURA 15. Representación del diámetro de la base de árboles frente a su altura total en una gráfica logarítmica. Los puntos corresponden al registro de 576 ejemplares, representando los que se cree son los más altos y más anchos de cada especie encontrados en Estados Unidos. (De T. A. McMahon y R. E. Kronauer, J. Theor. Biol. 59 [1976]: 443).

Además, pudo calcular en qué punto los árboles alcanzarían su límite elástico y se combarían, y fue posible demostrar que todos estaban bien en el lado seguro de este límite de su fortaleza. Los árboles se comban con el viento, y se inclinan hacia atrás y hacia adelante como un péndulo invertido en un vendaval. Se las ingenian maravillosamente bien, aunque pueden alcanzar e incluso exceder sus límites en un huracán o en un tornado.

El mensaje de que la similitud elástica surge cuando la selección natural favorece la durabilidad entre árboles de diferentes tamaño queda impreso profundamente en la mente si comparamos arboles grandes con diminutos órganos productores de esporas arborescentes que se yerguen en el aire y están igualmente a merced de los elementos. Como señalé antes, éstos se encuentran entre hongos muy pequeños como los mohos y los mildéus o entre los mohos del limo. Estos últimos constituyen un ejemplo útil porque su tamaño varía mucho, y uno puede comparar sus proporciones fácilmente, como se hizo en el caso de los árboles. Pero se diferencian notablemente de los árboles porque al aumentar su tamaño sus proporciones no varían; ellos no llegan a hacerse desproporcionadamente gruesos. En otras palabras, la relación de su diámetro con su altura permanece constante, independientemente del tamaño (h ∝ d). Esto es lo que uno podría haber predicho exactamente para estos diminutos «árboles», que fluctúan alrededor de unos pocos milímetros en altura. Su peso es insignificante, y por lo tanto uno pequeño comparado con uno grande no es afectado igualmente por la gravedad; no hay necesidad de hacerse desproporcionadamente grueso. La selección natural no tenía que empujar en esta dirección a las proporciones del órgano productor de esporas.

Los animales se mueven, y la velocidad a la cual se mueven es en general directamente proporcional a su longitud (velocidad ∝ longitud). Esto es cierto tanto en animales nadadores como en corredores. La relación es ligeramente diferente en el caso de los animales voladores (v ∝ l2/3), pero es cierto que una avispa vuela más rápido que una pequeña mosca de la fruta, y que un cisne vuela más rápido que un gorrión (fig. 16). En el caso de los animales corredores, los más pequeños son los ácaros de aproximadamente un milímetro de longitud, y los más grandes serían los mamíferos con más de un metro de longitud. De nuevo, los ácaros son más lentos que las hormigas, que son más grandes, las ardillas son más lentas que los zorros, y el guepardo o cheetah es el más rápido de todos. La relación se rompe algo en el caso de los mamíferos más grandes, porque los elefantes no son más rápidos que los cheetahs o incluso que los caballos.

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