Angustia by Daniel González

Angustia by Daniel González

autor:Daniel González [González, Daniel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela
publicado: 2018-02-25T23:00:00+00:00


CAPÍTULO 29

El día había amanecido gris en Almonacid de Toledo. Rebeca estaba sentada al lado de la estufa calentándose las manos con la taza de café que estaba colocada en una mesilla que había acercado un poco a su posición. En la televisión daban noticias de tramas de corrupción políticas. Era 2 de enero y la cosa no parecía haber cambiado demasiado con el cambio de año.

Ella ya se sentía otra vez con ganas de volver al trabajo, necesitaba hacer algo más. Pese a que la vida relajada y llena de paz que llevaba en su pueblo, con sus padres, la hacía sentir bien, necesitaba evadirse de los continuos pensamientos que la llevaban una y otra vez a la fatídica noche.

Por desgracia, en el pueblo lo que más sobraba era tiempo, y ese maldito tiempo no podía gastarlo en otra cosa que en pensar y recordar. También había seguido investigando y por fin comprendió que necesitaba estar más cerca de su amigo, que la información fluyera más continuamente para que ella pudiera seguir.

Mientras veía la tele pensó en acudir una vez más al cementerio para hablar y despedirse de su abuela. Al día siguiente volvería a Alcorcón y pediría el alta; luego, al curro a ver a Javi. Solo con pensarlo se ruborizó un poco, mientras un cosquilleo recorría su pequeño cuerpo. ¿Estaría ya preparada? No, seguro que aún no.

Cogió su café y se puso la taza en la cara para calentarse un poco la mejilla. Su madre entró con una barra de pan en una mano y con una garrafa de agua —llenada en la fuente del pueblo, como se había hecho toda la vida— en la otra. Saludó a su hija y la miró con dulzura, dulzura correspondida en los ojos de Rebeca.

Las noticias cambiaron de registro y se centraron en los sucesos de la sociedad. Tras una noticia que informaba de la primera mujer asesinada por su pareja en lo que iba de año, hablaron de otro homicidio en Madrid. Según parecía indicar el periodista, estaban ante un asesino en serie y esta última víctima era como mínimo la segunda en menos de diez días. Pasaron a comentar por encima la anterior, encontrada en Parla un día después de Nochebuena, y eso hizo que Rebeca recordara lo que había sentido al enterarse de la noticia.

«¿Asesino? Tal vez “asesina”», pensó mientras saboreaba su café caliente y su cabeza imaginaba que era ella la portadora de la venganza, y acababa con todos los hombres que la habían violado y continuaba con los que lo hubieran hecho con otras mujeres.

Se vio como una heroína. Sonrió.



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