1795 by Niklas Natt och Dag

autor:Niklas Natt och Dag [Natt och Dag, Niklas]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2021-09-20T00:00:00+00:00

19

Guía a Albrecht de regreso por el camino por el que han venido. El chico parece emocionado, pero también aliviado tras una prueba que ha salido mucho mejor de lo que esperaba. De nuevo en el camerino, bebe lo que él le ofrece sin hacer preguntas. Esta vez champán, del mismo que beben los hermanos, aunque enriquecido. Se dedica a elogiar al chico, aunque sin dejar de prestar atención a los graduales efectos de lo que ha empezado a correr por sus venas.

Los Euménides se relajan en el vestíbulo y, en lo alto de la ancha escalinata, beben y charlan después del silencio obligado. Lo que han presenciado no era lo que tenían previsto, y el ambiente es de confusión. Nadie sabe qué pensar, muchos se resisten a opinar siquiera. Los ojos enrojecidos y los párpados hinchados de algunos dan cuenta de un inesperado sentimentalismo, otros consideran que les han hecho perder el tiempo, pero saben que falta el segundo acto y no quieren inclinarse ni a favor ni en contra hasta que el espectáculo haya terminado. A lo mejor Ceton, de quien nunca se sabe si sonríe o no, está jugando con ellos: mejor no decir nada que quedar como un tonto después. Al menos están de acuerdo en la calidad del champán y, tras algunas copas, también les queda claro que lo peor de sus vidas es el tedio: todos han disfrutado de cuanto querían desde niños, y a partir de entonces han tenido que buscar la novedad que alimenta la vida en los sitios más dispares. Con madame Sachs, por ejemplo, en la Casa Keyser, cerca de Röda Bodarna. Lo malo es que ese lugar desapareció hace tiempo, y sus paredes, una vez inundadas de representaciones del deseo, están ahora revestidas de librerías llenas de apócrifos y cancioneros para herejes. El caso es que lo que han visto hasta ese momento en el espectáculo los inquieta y están dispuestos a darle una oportunidad a Ceton por causa de la ansiada novedad.

El criado de Bolin ya ha preparado el escenario para el segundo acto, con sus espejos y demás. Desde el camerino, Ceton cuenta las campanillas que marcan la continuación del espectáculo: una, dos… Anima a Albrecht a tomar un trago más y él, incapaz de oponer resistencia, lo hace como un sonámbulo. Vuelven al escenario. Esta vez, tiene que tomar al chico de la mano.

Se ha pedido silencio absoluto. Las velas están apagadas, excepto por una que ilumina el centro del escenario. Albrecht está tan aturdido que tiene que ayudarlo a apoyarse contra una pared para poder salir él primero al escenario. Ha cogido las herramientas que mandó forjar para esa noche: una larga barra de hierro con una punta afilada como un punzón y un martillo. Las manos le sudan hasta el punto de que tiene que secárselas alternativamente en las perneras. El corazón le late a toda velocidad: sabe que el momento es crítico. Le viene a la cabeza la habitación donde lo alojó Svala, pero se esfuerza por apartar esa imagen de su cabeza y avanza hasta el centro del escenario.

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