Un truhan encantador by Sandra Bree

Un truhan encantador by Sandra Bree

autor:Sandra Bree [Bree, Sandra]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2016-04-01T00:00:00+00:00


Capítulo 19

Alana estaba impaciente porque Seth se marchase. Necesitaba hablar con Colbert y que él le explicase qué clase de relación mantenía con Seth Presley. Apenas unos días antes le había suplicado una oportunidad diciéndole que había cambiado y… y ¡canalla! ¿Por qué le había creído? ¡Mentiroso!

Escondida bajo el hueco de la escalera de servicio, escuchó como los hombres salían del despacho y se despedían en la galería. A sus voces se unió la del señor Drew, entregando las ropas de abrigo a Presley.

—Nos vemos, pronto —dijo Colbert. La puerta se cerró y de nuevo él volvió hablar—. Señor Drew, voy a salir.

—Como vos digáis.

Alana se asomó a hurtadillas y lo vio marcharse otra vez al despacho. No perdió oportunidad y salió disparada tras él. Cuando Colbert se estaba poniendo la chaqueta, ella entró, cerrando la puerta de golpe.

—¿Qué deseas, Alana? —preguntó él como si la hubiera estado esperando.

A ella le entraron los nervios de repente. Evitó su mirada, y sus ojos siguieron los movimientos de los dedos de Colbert abrochándose los botones.

—Necesito dinero.

Colbert frunció el ceño, observándola fijamente. Sacó una bolsita de cuero del bolsillo interior de la chaqueta, con rostro impasible.

—¿Cuánto?

Alana se encogió de hombros, deseando que él le preguntase para qué lo quería, sin embargo, Colbert no parecía que le importase mucho.

—Quiero un par de vestidos, unas botas y un abrigo.

Él soltó un suspiro aliviado.

—¿Eso es todo?

Alana levantó los ojos a él con una mirada llena de asombro.

—¿Creías que te iba a chantajear?

Él ladeó la cabeza.

—Se me pasó por la cabeza, cierto.

—¡No soy esa clase de persona! —se quejó Alana, dolida porque pensase eso de ella.

Colbert sospesó el portamonedas.

—Hace poco te negabas a comprarte nada con mi dinero.

Ella se cruzó de brazos. Un sentimiento de culpa llenó su corazón mientras contemplaba a Colbert juguetear con la bolsa de cuero.

—Ahora, las cosas han cambiado.

Él curvó los labios en una sonrisa burlona que estuvo a punto de hacerla olvidar su propósito. Y su plan inicial era echarle en cara todas sus mentiras.

—¿Por qué no eres sincera y preguntas eso que te quema en la lengua?

Alana se aclaró la garganta.

—¿De veras quieres que lo haga?

—Lo harás por el camino. No tengo nada que hacer y te acompañaré a la modista.

—¡No quiero que vengas conmigo!

—Pero sí quieres mi dinero. —Colbert la tomó del codo, presionando con suavidad pero con firmeza. Se volvió a meter la bolsita en la chaqueta y la guio al vestíbulo—. Señor Drew —llamó.

—No pienso salir contigo, Colbert —siseó.

El mayordomo no tardó en llegar.

—Prepare también la ropa de abrigo de la señorita Sanders.

—Sí, señoría. —El hombre dejó las prendas de Colbert sobre la mesita y desapareció con pasos ligeros hacia el lugar donde guardaban los abrigos.

—No pienso salir contigo —repitió Alana, revolviéndose contra él.

Colbert no la soltó, y ella comenzó asustarse seriamente. La agarraba con bastante fuerza y le estaba clavando los dedos en el brazo.

—Suéltame, Colbert —le ordenó.

—Vamos a salir de compras quieras o no. No olvides que tú has empezado todo esto —murmuró con frialdad—. Yo solo estoy siguiéndote.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.