Socialismo del siglo XXI by Unknown

autor:Unknown
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2008-05-02T16:53:39+00:00

3.- Una democracia participativa

a) La ilusión de la extinción del Estado

En el esbozo de programa del socialismo del siglo XXI que aquí se presenta no está incorporado el objetivo de la extinción material o histórico concreta del Estado. El sueño de la mayor parte de los marxistas fue que la desaparición de la explotación haría posible la disolución del Estado. Quizás los textos más claros sobre ese objetivo se encuentran en Engels, lo que no es raro porque éste tenía una fuerte influencia evo-lucionista. Ambos y también Lenin, como lo demuestra El Estado y la Revolución, creyeron firmemente que era posible pensar en el fin del Estado como una situación concreta y no como un horizonte. Creían además que la extinción del Estado era una tendencia histórica, por lo tanto, no constituía una ilusión descabellada sino, al contrario, el reconocimiento del movimiento social. Sin duda, ni uno ni otro hubiesen llamado a ese propósito una utopía, puesto que pensaban que el pensamiento utópico hacía “castillos en el aire”98. Para ellos la extinción del Estado no era utópica en ese sentido, era afirmada como una posibilidad concreta ligada a la eliminación de las clases y al consiguiente primado de la racionalidad universal, realizado bajo la dirección de una clase, el proletariado.

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Más adelante desarrollaré esta afirmación.

98

Karl Marx y Friedrich Engels, El Manifiesto..., op. cit.

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TOMÁS MOULIAN

El “nuevo socialismo” conserva esa vocación anti-estatista y se propone buscar activamente que el Estado devenga semi-Estado, sin creer sin embargo que éste pueda extinguirse.

Para entender las razones de ese giro es necesario discutir la definición funcional del Estado. Efectivamente, el Estado es siempre un instrumento de dominación, blanco por tanto,de sospechas, por el concurso de tres cuestiones principales: a) administra un orden social que privilegia los intereses particulares de ciertas clases, b) busca legitimar ese orden como orden universal, respecto al cual pretende generar consenso y c) separa al pueblo del poder político, concentrando en la cúpula los poderes de decisión respecto a los fines y a la combinación de medios para alcanzarlos.

La misión básica del Estado es realizar esa operación de hacer pasar un orden socioeconómico, que favorece los intereses de ciertas clases, como orden natural, bueno para el conjunto de la sociedad. Tener capacidad para realizar esas misiones recurriendo más a la persuasión que a la represión o al disciplinamiento es el gran éxito del Estado.

Por eso mismo es comprensible que la lucha por una democracia radical (lucha de carácter socialista) tienda a entrar en conflicto con el Estado capitalista, en cuanto este es un aparato destinado a naturalizar ese orden social para asegurar su reproducción y en cuanto es un aparato que tiende a su autonomización respecto de la sociedad, persiguiendo la centralización del poder para distanciarlo del soberano, el pueblo.

La lucha por el socialismo representa una búsqueda de nuevos órdenes sociales, inspirada en el desasosiego y la crítica a los límites que el orden socioeconómico capitalista plantea a la democracia. Ella afirma el carácter no natural ni racional de ese orden, pero también de todo otro orden.

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