Sangre Enamorada by Natalia Hatt

Sangre Enamorada by Natalia Hatt

autor:Natalia Hatt [Hatt, Natalia]
La lengua: spa
Format: epub
editor: kamissi
publicado: 2013-02-03T06:00:00+00:00


Alejandra se encontraba recorriendo las calles de una vieja ciudad abandonada. El cielo se veía gris y había muchísimo viento. Se podía oír el ruido de ventanas azotándose con el impetuoso poder del viento, pero ella seguía caminando sin prestar atención a eso. Una tormenta se avecinaba y ella quería marcharse antes de que la lluvia la alcanzase. Caminaba rápidamente, sintiendo que era urgente salir de allí, hasta que oyó la voz de una mujer, con un acento fuertemente marcado.

–¡Señorita! ¿Quiere que le prediga el futuro? ¡Le leo la mano!

Alejandra se sorprendió de que alguien aún estuviese allí, y se dio vuelta para ver a aquella mujer que le hablaba. Era una vieja gitana, quien llevaba un pañuelo atado en la cabeza y le sonreía amablemente.

–No tengo dinero para pagarle –contestó Alejandra, dándose cuenta de que no llevaba nada consigo, sus bolsillos se encontraban vacíos.

–No importa –le contestó la mujer–. Le leo la mano gratis. No se preocupe.

–Está bien –Alejandra asintió y se acercó a la gitana. ¿Qué tenía que perder?

La anciana le tomó la mano izquierda con las dos suyas y se concentró en mirar cada detalle. Casi de inmediato, levantó la vista soltándole la mano bruscamente. Se la notaba asustada.

–¡Dios mío! –exclamó la mujer– ¿Qué es lo que eres?

–¿Por qué me pregunta eso, señora? –preguntó Alejandra.

–No eres humana, de eso estoy segura… y lo que serás en el futuro aún es incierto… pero de ti depende la supervivencia de una especie… o su extinción completa. El amor podrá cegarte… pero no importa lo que suceda, deberás buscar dentro de ti la luz que te guíe a tomar las decisiones correctas. Eres… peligrosa.

Alejandra no entendía nada. ¿Peligrosa, ella? ¿Ella que nunca había matado un mísero mosquito podría lograr semejante daño?

–No termino de entenderle, señora –le dijo Alejandra, perpleja.

–¡Ay, hija! No creo que sea posible que ahora lo comprendas… pero es de vital importancia que recuerdes todo, absolutamente todo… y que puedas recordarlo nuevamente cuando vuelvas a cambiar. No te olvides de quién eres realmente.

Alejandra tragó saliva y contestó: “Gracias, señora”. Luego, se dio vuelta y siguió caminando, queriendo salir de aquel lugar lo más rápido posible.

Pronto, comenzó a llover. Alejandra pudo ver cómo grandes y pesadas gotas de sangre caían sobre su piel, sobre su pelo y sobre sus ropas; y entonces comenzó a correr horrorizada, como si de ello dependiera su vida.

Abrió los ojos, casi saltando de la cama. Estaba agitada, pero se dio cuenta de que todo había sido solo un sueño. No había nada de sangre en su cuerpo ni en su cabello. Suspiró aliviada. Aquélla había sido una terrible pesadilla… Y esperaba entonces que las palabras que le había dicho la gitana en el sueño también fuesen mentira.

Luego, después de pensar un poco, sentada en su cama, recordó haber visto el lugar de su sueño en algún otro lado antes. ¿Dónde? Sí, ya lo sabía. Se levantó y caminó hasta el pasillo, donde recordaba haber observado ese cuadro que tanta impresión le había causado. En



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