Protréptico by Clemente de Alejandría

Protréptico by Clemente de Alejandría

autor:Clemente de Alejandría [Clemente de Alejandría]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Espiritualidad
editor: ePubLibre
publicado: 0214-01-01T00:00:00+00:00


CAPÍTULO X

NADIE DEBE DEJAR DE ESCUCHAR LA VOZ DE LA VERDAD Y DE ACEPTAR LA SALVACIÓN QUE NOS OFRECE

Decís que no es razonable cambiar una costumbre que 89 hemos recibido de nuestros padres. ¿Y por qué no utilizamos ya el primer alimento que nos dieron, la leche? A ella nos acostumbraron las nodrizas desde que nacimos. ¿Por qué aumentamos o disminuimos la herencia paterna y no la conservamos igual que la recibimos?[564]. ¿Por qué no babeamos ya en el regazo de nuestros padres, o hacemos todas las demás cosas que, mientras éramos niños y nos alimentaban nuestras madres, nos provocaban la risa? En cambio, ¿por qué nos hemos corregido a nosotros mismos, aunque no hemos hallado buenos pedagogos?

Por eso, aunque las escalas en la navegación son perjudiciales 2 y peligrosas, llegan a ser, sin embargo, agradables; y durante la vida, tras abandonar la costumbre malvada, cruel e impía, aunque se disgusten nuestros padres, ¿no nos desviaremos hacia la verdad y buscaremos al que es Padre de verdad, despreciando la costumbre como el veneno más peligroso?

Esto es lo más hermoso de lo que pretendemos mostraros: 3 cómo esta locura y este hábito enemigo han odiado la religión. No sería odiada ni se renunciaría a tan gran bien, que ninguno mayor de parte de Dios se ha concedido como regalo[565] a la raza humana, si no estuvierais atrapados por la costumbre funesta. Obstruisteis los oídos ante nosotros como los caballos rebeldes se resisten y muerden los frenos[566]. Huís de nuestras palabras, deseando derribarnos, a nosotros que somos los jinetes de vuestra vida, y, llevados a los barrancos de la perdición por vuestra locura, creéis que es maldito el Santo Logos de Dios.

90 A continuación, por consiguiente, tenéis la recompensa de vuestra elección, según dice Sófocles:

una mente que divaga, oídos inútiles, vanos pensamientos[567].

No sabéis lo más cierto de todo, que los buenos y religiosos, por haber honrado el bien, obtendrán este bien como recompensa; en cambio, los malvados lo contrario, el castigo correspondiente; y la pena se encuentra suspendida sobre el príncipe del mal.

2 El profeta Zacarías le amenaza: «Que te castigue el que eligió a Jerusalén. Mira, ¿no es esto un tizón arrancado del fuego?»[568]. ¿Qué deseo tienen aún los hombres de una muerte voluntaria? ¿Por qué se precipitan en este tizón mortal, con el que se consumirán? Podrían vivir bien según Dios, no según la costumbre.

Dios concede generosamente la vida; en cambio, la costumbre 3 malvada[569], tras la partida de aquí abajo, ofrece un inútil arrepentimiento junto con un castigo. «Un niño sabe por experiencia»[570] que la superstición pierde y la piedad salva.

Mirad uno de vosotros a los que adoran a los ídolos. 91 Tienen manchada la cabeza, destrozan sus vestidos sucios y rotos. Desconocen por completo los baños y parecen animales salvajes por sus afiladas uñas. Muchos también se han castrado y muestran, de hecho, que los lugares consagrados a los ídolos son ciertas tumbas o prisiones. Me parece que éstos, en vez de adorar a los dioses, los lloran, soportando hechos más dignos de compasión que de piedad.



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