Girl 6 by J. H. Marks

Girl 6 by J. H. Marks

autor:J. H. Marks [Marks, J. H.]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788408017929
editor: Planeta
publicado: 1995-12-31T16:00:00+00:00


CAPÍTULO 17

Sentada en su cubículo, Girl 6 trataba de atender varias llamadas a la vez.

—¿Cómo se llama tu perro? —le preguntó a Cliente 17, que estaba muy orgulloso de su animal.

—King. Es un gran danés. Quiero que saludes a King, y que le enseñes tu conejito.

Girl 6 no sabía cómo reaccionar. ¿Qué quería Cliente 17 que le dijese? ¿Qué imaginaba que podía sentir al exhibirse ante un gran danés?

—Estoy nerviosa —se aventuró a decir.

Desde que trabajaba allí no habían tenido las líneas tan sobrecargadas. Se diría que todos los americanos se habían decidido a llamar aquella noche. Los días de fiesta siempre había mucho trabajo pero, a veces, se producía un aluvión de llamadas del modo más inesperado.

Girl 6 se acercó el archivador y consultó las fichas de clientes.

Mientras Cliente 17 disfrutaba del nerviosismo de Girl 6, ella buscaba la ficha de David, de Sarasota.

Cliente 17 fingió, de modo muy poco convincente, querer disipar los temores de Girl 6. Porque lo cierto era que se excitaba al notar ansiedad en la voz de la chica.

—No hay nada que temer —le dijo—. King es dócil. ¿Verdad que vas a ser bueno, King? Dice que sí. Cuando menea la cola arriba y abajo quiere decir que sí.

Girl 6 acababa de encontrar la ficha de David, de Sarasota, aficionado al béisbol y medroso con las chicas.

—Acercarse a una chica es como acercarse a la base del bateador, David.

David, conocido también como Cliente 18, estaba sentado en su apartamento, de tabiques finos como papel de fumar. Llevaba un suspensorio y guantes de bateador.

—Es natural que estés nervioso —prosiguió ella con sumo tacto—. Pero ten en cuenta que el titular eres tú. ¿Ves a tu suplente?

Cliente 18 se acarició el bate y le dijo a Girl 6 que estaba en el banquillo.

—Ya —dijo Girl 6, que lo daba por sentado.

—Estoy a punto.

Mientras Cliente 18 esgrimía el bate, ella lo dejó en línea de espera y retomó la llamada de Cliente 17.

Muchas compañeras se hacían un lío cuando tenían varias llamadas, pero Girl 6 era sumamente hábil para compaginarlas.

Cliente 17 ni siquiera se percató de que estaba en línea de espera mientras Girl 6 complacía al gran danés.

—Hummm. Ahora estoy más relajada —dijo—. Hola, King. Mira mi conejito, caliente y jugoso.

En el cubículo contiguo, Girl 19 trataba de terminar un solitario mientras ella y Girl 4 hacían un «trío» con Cliente 21.

—Anda, Mark, bébetenos. Así, como dos «litronas»...

Lil supervisaba las líneas desde su despacho. Todas estaban ocupadas, de manera que las chicas estarían contentas y los clientes satisfechos. Le encantaba oír el murmullo de las conversaciones que le llegaba desde la sala.

A veces, Lil se complacía en la idea de que su empresa ofrecía un servicio beneficioso para la sociedad. Bastaba pensar en tantos hombres solitarios que encontraban un cierto alivio a sus frustraciones al hablar con aquellas mujeres. Sólo Dios sabía qué podían hacer si no tuvieran la oportunidad de desahogarse con ellas por teléfono. Quién sabe qué atrocidades serían capaces de cometer.

Lil estaba de muy buen humor aquella noche.



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