Elliot y el retorno de las momias by Joaquín Londáiz Montiel

Elliot y el retorno de las momias by Joaquín Londáiz Montiel

autor:Joaquín Londáiz Montiel [Londáiz Montiel, Joaquín]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Aventuras, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2007-12-31T16:00:00+00:00


12

ELECCIONES EN EL FUEGO

Ni Elliot ni Eric cruzaron palabra alguna desde su enfrentamiento aquella tarde. Parecía mentira que una relación tan consolidada entre dos muchachos que encajaban a la perfección se hubiese fracturado en mil pedazos. Pero así era. A partir de aquel instante, Eric buscó apoyo en otros amigos, Coreen Puckett entre otros, aunque no le resultó fácil dejar atrás todo lo que había vivido junto a Elliot. Estaba dispuesto a ser fiel a su palabra interior y llegaría hasta el fondo de la cuestión que Sheila se traía entre manos. Costara lo que costase.

En cuanto a Elliot, los días siguientes los vivió más solitario que nunca. Si no estaba con Sheila, no se juntaba con nadie, lo que motivó que su carácter se volviera más hosco y huraño que nunca. Cada vez que su mirada se cruzaba con la de Eric y lo veía charlar con Susan Fosatti, Eloise Fartet o Coreen Puckett, la envidia lo corroía por dentro. Pero era en aquellos momentos de soledad, especialmente durante la noche, cuando Elliot se daba cuenta de que había algo que no funcionaba correctamente. Una pieza de ese rompecabezas que es la vida, sencillamente, no encajaba.

En cualquier caso, pese a sus meditaciones nocturnas, el odio de Elliot no menguó y afloró en la lección de Fogohechizos que tuvo lugar el miércoles antes de las elecciones para representante del Fuego.

—Ha llegado el momento de enseñaros un importantísimo hechizo defensivo que espero no tengáis que utilizar nunca —anunció el maestro Robichaux al inicio de aquella lección—. Se trata del Rayo Reductor.

Después, Robichaux los juntó en parejas y, curiosidades del destino, a Elliot y a Eric les tocó juntarse pese a haberse colocado en lados opuestos del aula. Con cara de pocos amigos, los dos se situaron frente a frente.

—El hechizo Rayo Reductor tendrá más potencia cuanto mayor sea la concentración del hechicero que la ejecuta —explicó el maestro mientras terminaba de colocarlos a todos a la distancia adecuada.

—Maestro Robichaux… —llamó Emery Graveyard.

—¿Sí?

—Usted ha dicho que es un hechizo defensivo pero, por lo que parece, también puede emplearse como arma de ataque…

Sus sibilinas palabras no fueron del agrado del maestro. Tras fruncir el entrecejo, el maestro replicó:

—Señor Graveyard, los elementales no se han caracterizado por ser combativos. Nunca un hechizo ha de ser utilizado para atacar a otra persona. Repito, nunca.

Emery Graveyard iba a abrir la boca, pero el maestro le interrumpió.

—Ya sé que a lo largo de la Historia ha habido numerosos enfrentamientos entre elementales y, lo que es peor, entre elementales y humanos. El hechizo que os voy a enseñar únicamente debe ser utilizado a la defensiva y en casos de extrema necesidad —aclaró, dando por zanjada la discusión con el muchacho.

Cuando consideró que todos los aprendices estaban en posición, dijo con voz clara:

—Bien, antes de comenzar y para que ninguno sufra daño alguno, haced el favor de ejecutar vuestro Escudo Protector.

Acto seguido, en la estancia resonaron las voces de los aprendices invocando el conjuro Scudetto. Justo entonces, el número de asistentes a la lección se duplicó.



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