El gran impostor by Carlos Cuesta

El gran impostor by Carlos Cuesta

autor:Carlos Cuesta [Cuesta, Carlos]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Política
editor: ePubLibre
publicado: 2023-06-01T00:00:00+00:00


España, convertida en un país carente de credibilidad para Estados Unidos

La pérdida de credibilidad de España ante Estados Unidos alcanzó su grado máximo cuando Bono, sacando pecho, afirmó que nuestro país vendía lo que quería «del mismo modo que Estados Unidos no nos ha pedido permiso para vender, como ha vendido, armas a Venezuela, o como por ejemplo Francia o Italia o Alemania porque todos ellos venden también productos de la industria de la Defensa a Venezuela». La guinda al argumentario oficial del apoyo con armas a una dictadura comunista también la puso él cuando aseguró que Hugo Chávez no había llegado al poder como Fidel Castro o Augusto Pinochet. Hoy Venezuela, junto con China, Cuba y Corea del Norte, todas ellas comunistas, es una de las más evidentes dictaduras.

Hugo Chávez terminó de sentenciar a muerte las relaciones internacionales de España con Estados Unidos: «Quienes pregunten por ahí qué hace Pepe Bono en Caracas no me queda sino decir que vino con coraje a defender la España libre y la España digna». Y añadió: «¿Cuántas veces no han dicho que aquí viven terroristas de la ETA? Se nos acusa de terroristas, de azuzar el terrorismo, pero somos víctimas del terrorismo, como España lo es también». Bajo el mando del dictador, no solo se constituyó en Venezuela el mayor santuario de etarras, sino que, incluso uno de ellos llegó a ocupar un cargo oficial del Gobierno de Chávez: José Arturo Cubillas Fontán.

Arturo Cubillas era, de hecho, el jefe de ETA en toda Sudamérica. Él fue un niño mimado de Chávez, hasta el punto de que trabajó durante años para el Gobierno venezolano dirigiendo la formación de sus asesinos en el manejo de armas y explosivos. Lo hizo desde el momento en el que el santuario francés de ETA dejó de serlo y apareció Venezuela como el paraíso salvador de los terroristas. La implicación con ETA de la Venezuela que financió a la futura cúpula de Podemos fue enorme, tal y como quedó reflejado en el auto de procesamiento del juez Eloy Velasco, en el que se ordenó la detención internacional a efectos de extradición de Cubillas en 2011. El Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional ya había denunciado en 2010 la «supuesta cooperación» del Gobierno chavista con ETA y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En 2011 esa denuncia fue ampliada señalando el adiestramiento de los terroristas etarras y de las FARC en Venezuela con el permiso del Gobierno venezolano. El mismo Gobierno al que Bono vendía armas buscando la paz.

Aquel auto señalaba sin contemplaciones el papel de Cubillas. El etarra vivía en Caracas, tenía concedida la nacionalidad venezolana y ocupaba el cargo de director de la Oficina de Administración y Servicios del Ministerio de Agricultura y Tierra del Gobierno de Hugo Chávez. El auto judicial afirmaba que, desde ahí, Cubillas estuvo inmerso en «un delito de integración en la estructura terrorista de ETA como dirigente de la misma en el continente americano desde tierra venezolana».



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