El botánico by M. W. Craven

El botánico by M. W. Craven

autor:M. W. Craven [Craven, M. W.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2022-01-01T00:00:00+00:00


66

—Usted es quien ha pasado más tiempo con él, Poe —dijo Mathers—. ¿Cree que está preparado para esto?

Stahl y Bradshaw estaban en el bar. Él se había pedido una Coca-Cola y Bradshaw estaba asegurándose de que no se echara Jack Daniels.

—No tengo ni idea —contestó Poe—. Ya ve cuánto ha mejorado físicamente, pero este hombre ha sido alcohólico durante años. Debe de tener secuelas que no conocemos.

—¿Está limpio? —dijo Mathers.

—Dice que está tomando Antabús, y Tilly me ha dicho que le produce una enorme sensibilidad al etanol. Básicamente, si le da un sorbo tendrá la peor resaca de la historia, y no hay antídoto que valga, nada de beber para quitársela. Cuanto más alcohol beba, peor se pondrá.

—¿Hasta qué punto estamos seguros de que se lo está tomando?

—Hay una manera fácil de averiguarlo —dijo Poe.

—¿Cuál?

—Podría echarle un chorrito de vodka en la bebida cuando no esté mirando.

—Ya, claro —asintió Mathers—. Evidentemente tendría que detenerlo aquí mismo por administrarle una sustancia nociva sin su conocimiento con la intención de hacerle daño, pero al menos, lo sabríamos.

—Era una broma, comisaria —dijo Flynn—. ¿Verdad, Poe?

Poe se encogió de hombros.

—Por supuesto —dijo—. Mire, mientras le mantengamos unas horas alejado del bar, lo conseguiremos. En cuanto pase esto, ya no es responsabilidad nuestra. Si está borracho, se le acaba el acceso a la investigación.

—¿Qué les dice el instinto? —preguntó Mathers.

—Yo creo que está sobrio.

—¿Inspectora Flynn?

—Ahora mismo, sí. Que tenga motivación suficiente para seguir así, eso ya no lo sé. Pero Poe tiene razón. La sobriedad a largo plazo es problema suyo, no nuestro.

Mathers escribió un correo electrónico.

—Pues entonces adelante —dijo. Tiró su teléfono sobre la mesa y suspiró—. Venga, las cartas sobre la mesa. ¿Qué creemos que está pasando? ¿Por qué pidió que buscáramos a Stahl y qué podemos esperar el domingo?

—No sé —contestó Poe—. El tipo ya no huele a cabra, pero me da la sensación de que lo vamos a dejar atado como si lo fuera.



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