La rata de Tilea by Sandy Mitchell

La rata de Tilea by Sandy Mitchell

autor:Sandy Mitchell [Mitchell, Sandy]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00


Aunque eso, ya lo debían saber. Ferrara asintió.

- ¿Y supongamos que le ofreciera la mitad del elemento, si la criatura cayera en mis manos antes de que su querida Astra vuelva a buscarlo? - preguntó mezquinamente el anticuario.

- ¿Para qué querría yo tener la mitad de una estatua de bronce? - preguntó con gesto estúpido el investigador.

El hombre gordo sacudió la cabeza, con lágrimas de risa saliendo de entre sus párpados.

- ¡De bronce, de bronce! Ay, mi querido amigo. ¿De verdad le dijo que era de bronce? - logro articular con una expresión de evidente incredulidad. Luego se atragantó por su propia alegría y no pudo volver a hablar durante lo que le pareció una eternidad.

-Tal vez quisiera compartir con los presentes la broma…- espetó Warble, sintiéndose profundamente asqueado de los dos. - ¿De qué cree que está hecha?

-Bueno, bueno, bueno…. ¡Esa estatuilla es de oro, mi querido señor, de oro macizo! - apostilló de la mejor manera que pudo. Ferrara finalmente logró controlarse. -La figura vale una auténtica fortuna…

De repente, estupefacto como había quedado, comenzó a atar cabos y a ver, que muchas cosas empezaban a tener sentido.

-Háblame de ello- le pidió con amabilidad el Halfling.

-Con mucho gusto, mi querido señor. Con mucho gusto…- asintió entre los sollozos de la ahogada risa. Ferrara hizo una pausa para respirar. -Pero en realidad, sólo puedo ofrecerle un tercio del botín. El pobre Leppo, se sentiría muy molesto...

La pequeña figura enseñó los dientes y siseó su acuerdo. Y Warble asintió.

-Me parece justo.

Recomponiéndose como pudo, el anticuario, comenzó a relatar aquella parte de la historia que el Halfling desconocía:

-La estatua fue hallada en las Marismas Asoladas de Tilea, cerca de la ciudad de Miragliano, hace unos cuatrocientos años. Por desgracia, antes de que se pudiera determinar su origen, los desconocidos la robaron. Su paradero fue un misterio durante siglos…

-…Hasta ahora- le cortó Sam.

-Exactamente, mi querido señor, exactamente. Hasta hace unos quince años, de hecho, cuando me topé con una referencia a ella en unos antiguos registros de Tobaro. No le aburriré con los detalles, har har, pero basta con decir que he estado persiguiéndola activamente desde entonces, de ciudad en ciudad a través de la faz del mundo conocido. Y ahora, al parecer, la rata ha caído aquí, en Marienburgo- finalizó con gesto satisfecho Ferrara.

-Fascinante…- comentó un patidifuso Warble. - ¿Y dónde encaja Astra en todo esto?

-Pues, mi querido amigo, precisamente donde usted esperaría que lo hiciera- declaró Ferrara y se rio de nuevo. -Mi joven amigo y yo, no somos los únicos que buscamos a este roedor solitario. A estas alturas, la ciudad estaría plagada de rivales nuestros, si no fuera por esta fortuita niebla.

-Ya veo…- murmuró Warble asintiendo lentamente.

-En efecto, mi querido señor, en efecto. Se ve que le hemos dado mucho que pensar. Har har- convino satisfecho por fin Ferrara, que se giró y tomó a su pequeño compañero de la mano. -Volveremos a hablar, señor, cuando haya tenido tiempo de considerar qué es lo que más le conviene. Ven, Leppo.



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