Dragones de papel by Rafa Melero

autor:Rafa Melero [Melero, Rafa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2023-04-01T00:00:00+00:00

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Xavi y Carol estaban de camino a la comisaría de Roses, donde habían quedado a media mañana para hacer una videoconferencia con Carles, Edu y David para poner en común todo lo que tenían sobre el caso.

—Creo que hubiera sido mejor coger el hotel en Girona y no en Cadaqués —protestó Carol.

—Prefiero estar cerca del escenario. Tenemos la comisaría de Roses como centro de mando, pero hoy tendremos que ir a Figueres al juzgado y por la tarde regresar a Cadaqués. Me gusta estar cerca de donde vivían las víctimas, ya lo sabes. Mañana entierran a Míriam y quiero estar allí.

—Pues si nos quedamos, tendré que llamar a Lluís para decirle que hoy tampoco volveré.

—¿Cómo os va?

—Más bien que mal, la verdad.

—No sé si entiendo eso.

—Me gusta mucho y yo a él, creo. Pero tenemos un carácter fuerte y a veces chocamos. Y no te imaginas lo alejado que está de la calle.

—Es un intendente. Creo que en pocos años será comisario, es normal que se aleje. Pero él pateó y desgastó suela. Esto no se olvida. Y es de los que tienen buen criterio.

—Ya, pero… Es verdad, son cosas de pareja. ¿Tú cómo llevas lo del dragón?

—¿Yo? Bien.

—¿Te está retando?

—No, para nada. Esto es para las series malas de la tele. Supongo que no supimos encontrar el que dejó cerca de Míriam y solo se asegura de estampar su firma. Además, ya sabes que a veces ellos viven una ilusión. Puede que dentro de él necesite que las chicas tengan su dragón.

—¡¿Para qué?! Por Dios.

—Si supiera la respuesta, avanzaríamos mucho en el caso. No lo sé. ¿Cómo piensa la mente de un psicópata? He estudiado a muchos, además de los que he perseguido, y lo único que tienen en común es la falta total de empatía hacia el ser humano. Después, cada uno crea su propia fantasía para satisfacer sus necesidades. El dragón debe de estar en la de él. Tenemos que descubrir por qué es tan importante para el asesino. Tanto que se arriesga a dejarlo en mi puerta. Hace tiempo me hubiera preguntado cómo cojones sabe de mí, pero después de lo de aquel vídeo y el linchamiento mediático… En fin, y eso que no tengo redes sociales.

—Sí, mejor que no lo sepas. Hasta yo me acabé quitando de las redes sociales durante un tiempo por toda esa porquería que decían e inventaban contra ti. Era asqueroso.

—Te aseguro que eso no me quita el sueño. Lo único que me lo podría quitar es mi conciencia, y no es precisamente ella la que hace que me cueste dormir.

—Lo sé, Xavi. —Se quedó un momento en silencio—. Es escalofriante que existan bestias así.

—Sí, pero —hizo una pausa— ¿has pensado alguna vez lo que debía ser perseguirlos sin medios adecuados? Imagínatelos, a esos monstruos, en la Edad Media. O hace tan solo ciento y pico de años. Ni ADN ni huellas. La lofoscopia no tiene ni ciento cincuenta años. Solo contaban con las declaraciones de los testigos.

—Claro. Como con las que llamaban «brujas».

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