Bionautas by Cristina Jurado

Bionautas by Cristina Jurado

autor:Cristina Jurado [Jurado, Cristina]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ciencia ficción
editor: ePubLibre
publicado: 2018-11-01T00:00:00+00:00


CINCUENTA Y DOS POR CIENTO

REPASÉ CON SIRY NUESTRAS opciones. La más viable, me hizo saber, no podía plantearse en el neurotema a la vista de los últimos acontecimientos. No podíamos fiarnos de ningún bionauta, al menos a corto plazo, por lo que decidimos ponerla en práctica por nuestra cuenta. Y para ello necesitábamos a Padre. Durante varios ciclos anduve buscando el momento apropiado para abordarlo sin levantar sospechas. Tenía monitorizado su vehículo, pero las oportunidades para acercarme no eran propicias.

Fue distinto a la vez que le salvé la vida. Siempre he evitado contarte lo que sucedió aquel ciclo. Padre lo cuenta mejor, conocía a los tipos, sus intenciones, sus hábitos, y fue rápido al darse cuenta de que venían en grupo para reciclarlo. Realmente, yo hice muy poco.

Estaba hablando con Padre, ciclos después de nuestro primer contacto, tratando como siempre de obtener información sobre los terrestres y sus actividades. Él conocía a fondo vuestros vehículos, esa especie de transbordadores que consumían tanto, y había adaptado uno de carga para que empleara energía eléctrica que conseguía mediante unos paneles expuestos al sol. Cuando le sugerí que los adaptara a nuestro generadores, más eficientes y no contaminantes, empezamos a hacer negocios, como dice él. Me suministraba materias primas y alimentos, y yo se los cambiaba por generadores. Era un intercambio comercial, un negocio, decía Padre, semejante al trueque que se realiza en el mercado del Sector 8. Yo remitía los suministros a nuestros laboratorios, que los utilizan para perfeccionar el proceso de higienización. El volumen no era significativo y no fue sino hasta bastantes ciclos más adelante que no empezamos a ser abastecidos de manera regular.

Siempre visitaba a Padre a las afueras del Sector 8, lejos de las granjas, y nuestros encuentros se alargaban porque mi curiosidad era más fuerte que mi sentido del deber hacia el resto de mis obligaciones. Iba solo, en contra de los protocolos de actuación, pero nadie me hizo preguntas o cuestionó que me alejara en ocasiones en las que debía estar reparando sondas.

Aquella tarde de la que estábamos hablando, Padre trabajaba en su vehículo, como solía hacer cuando nos veíamos, o quizá es que yo siempre me lo encontraba en aquellos quehaceres. Hablábamos de por qué no vivía en el Sector 8. Ya te he contado lo que opinaba de aquello y él mismo te lo ha explicado en alguna ocasión. Por aquel entonces, él pensaba que solo se debía a sí mismo, que no debía dar explicaciones, ni recibir órdenes, ni colmar las expectativas de nadie que no fuera él mismo.

Aquel día le pregunté si no se sentía solo y él se echó a reír. Me quedé tan sorprendido que no supe cómo reaccionar, hasta que una de las sondas me mandó un mensaje de alarma: dos vehículos terrestres se acercaban a gran velocidad, repletos de personas. Aquello era extraño y se lo comuniqué a Padre porque pensé que podría explicarme cómo era posible que grupos de supervivientes se aventuraran fuera del Sector 8, rumbo a donde nos encontrábamos.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.