Bajo el fuego by Jamie Ann Denton

Bajo el fuego by Jamie Ann Denton

autor:Jamie Ann Denton
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2012-05-29T19:57:10+00:00


Cuando Ben llegó al lugar del siniestro, Jana ya estaba esperándolo, aparcada entre un mar de furgonetas y camiones cargados con material de construcción. Ben estacionó detrás de ella y apagó el motor.

Con la ventanilla bajada, apoyó un brazo en la puerta y la miró salir de su deportivo blanco. Sus caderas se contoneaban con suavidad mientras se acercaba a él con una carpeta bajo el brazo. Unos pantalones negros le tapaban las piernas y una blusa, negra también, ocultaba esas curvas que tanto deseaba tocar.

El plan de la noche anterior se le había vuelto en contra, pues había vuelto a casa tan excitado, que había sido incapaz de pegar ojo y estaba de mal humor. Empezaba a estar obsesionado con Jana, hasta el punto de que su

cabeza comenzaba a llenarse de imágenes absurdas en las que ella aparecía formando parte de su vida en el futuro.

Lo cual no sucedería, se dijo. Todo terminaría en cuanto Jana lo atosigase con los riesgos de su trabajo. Como las demás mujeres, acabaría resignándose al hecho de que nunca dejaría de ser bombero y saldría de su vida.

Perspectiva que no lo animaba especialmente.

-Veo que sigues con el caso -comentó tras salir del coche.

Jana se detuvo ante el tono cortante de Ben. Luego se puso una mano sobre los ojos para protegerse del sol y esbozó una sonrisa coqueta:

-¿Esperabas a otra persona? -preguntó avanzando hacia él.

-No habría estado mal.

-Estás radiante esta mañana -comentó Jana, satisfecha al comprobar que Ben también se había quedado frustrado la noche anterior-. ¿No has dormido bien?

Sonaba demasiado alegre. Y seductora. Tendría que estar sordo para no captar el tono sensual de su voz. El deseo que brillaba en sus ojos fue como si le hubiese puesto la mano sobre la cremallera. Ben cubrió la escasa distancia que los separaba y ella le puso una mano en el pecho.

-No estarías tan gruñón si te hubieras quedado anoche -lo provocó Jana.

El recuerdo de la noche anterior hizo que su cuerpo se tensara de inmediato. Ella no tenía idea de lo que le había costado marcharse, en vez de colmarla de placer y satisfacer sus propias necesidades. Le había costado horas de insomnio y mal humor que no podía permitirse que afectaran a su trabajo.

-Me habría quedado si esta maldita investigación no fuera tan importante para ti.

-Es mi trabajo, Ben.

-Pero puede hacerlo otra persona.

-No, no puede.

-¿Por qué! -exclamó frustrado.

-¿Y por qué tanto interés en que lo deje? -replicó Jana enojada-. ¿Es que hay algo que no quieres que sepa?

Muchas cosas. Él había estado al mando aquel día. Fitz había muerto porque él lo había enviado a un rescate arriesgado con un compañero sin mucha experiencia y que no sabía que Fitz estaría dispuesto a sacrificar su vida por salvar la de otra persona.

-Contéstame, Jana -dijo Ben, ninguneando la pregunta de ella-. ¿Por qué no dejas que otra persona se encargue de la investigación?

-Lo he intentado.

-Pues sigues aquí -Ben se cruzó de brazos y ella le lanzó una mirada iracunda.

-Porque no hay nadie disponible para sustituirme -contestó ella-.



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