Una homosexualidad propia by Inés Martín Rodrigo

Una homosexualidad propia by Inés Martín Rodrigo

autor:Inés Martín Rodrigo
La lengua: spa
Format: epub
editor: Grupo Planeta
publicado: 2023-05-23T07:57:04+00:00


Salir del armario

Antes de empezar a desarrollar este capítulo, debo aclarar algo: no me gusta la expresión salir del armario. La considero limitadora, injusta y predeterminante. Es responsable de juicios y prejuicios siempre preconcebidos. Hace ver, y creer, que los homosexuales vivimos encerrados, ocultos, en la clandestinidad, una circunstancia muchas veces tan real como dolorosa y, sobre todo, no elegida. Hoy en día, y según los datos de solventes organizaciones de derechos humanos, mantener relaciones sexuales con una persona de tu mismo sexo puede ser castigado con la pena de muerte en once países: Afganistán, Arabia Saudí, Brunéi, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Mauritania, Nigeria, Pakistán, Qatar, Somalia y Yemen.

En septiembre de 2022, dos mujeres, Elham Choubdar y Zahra Sedighi-Hamadani, fueron condenadas a muerte en Irán acusadas de «corrupción en la tierra». Eran lesbianas. En Qatar, estado en el que se celebró el último mundial de fútbol, el Código Penal tipifica las relaciones homosexuales como un delito punible con hasta siete años de prisión, según un informe de Amnistía Internacional. Pero no es necesario irse tan lejos, ni cultural ni geográficamente. En España, la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social, aprobada en 1970 como heredera de la Ley de Vagos y Maleantes de la dictadura franquista, y que permitía perseguir legalmente la homosexualidad, fue modificada a finales de 1978, pero no fue derogada hasta 1995 (yo tenía entonces doce años).

Quienes nos dedicamos a esto, quienes usamos las palabras como herramienta y materia prima, debemos cuidarlas, y también todos los demás: son igual de frágiles que los sujetos a los que definen. Más allá de las terribles situaciones en las que viven millones de personas en todo el mundo, social y económicamente, cada uno tiene derecho a ejercer su sexualidad, a evidenciarla o no, en el entorno que considere oportuno y como quiera. La intimidad es algo sagrado, a pesar de que la exposición en redes sociales, ahora tan habitual, a veces obscena, desde luego impúdica, le esté restando valor.

Dicho esto, salir del armario es una expresión que forma parte de la cultura, y no solo de la popular, a la que respeto mucho. Está, también, en el Diccionario, según el cual se emplea, coloquialmente, cuando alguien quiere «Declarar su homosexualidad». Se entiende, claro, que sobre todo se circunscribe a acciones mediáticas, públicas y notorias. Es decir, cuando un famoso, alguien que goza de prestigio, que tiene un altavoz, que es conocido y reconocido por su trabajo profesional, ya sea artístico o deportivo, empresarial o político, lo mismo me da, confiesa que es gay. Algo que antes se hacía en cualquiera de los medios de comunicación convencionales y que ahora es más frecuente a través de Twitter, Instagram o TikTok, erigidas como las nuevas plataformas para emitir comunicados.

Salir del armario nada tiene que ver con el outing, anglicismo que aún no ha entrado en el Diccionario y que consiste en hacer pública la orientación sexual o la identidad de género de alguien sin su consentimiento, o bien obligarle a que lo haga.



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