Una aventura inesperada by Ana Álvarez

autor:Ana Álvarez [Álvarez, Ana]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-08-24T00:00:00+00:00

Capítulo 12

Eva se despertó con los leves ruidos que hacía Jock en la cocina y el aroma a bacón frito y algo más que no supo identificar. Aún no se acostumbraba a los olores de la comida escocesa pero, fuera lo que fuera, despertó su apetito. Al final no habían comido nada cuando llegaron la noche anterior más que uno al otro. Tras entrar en la autocaravana empezaron a besarse y el deseo y la pasión se volvieron arrolladores, sepultando todo lo demás.

Y podía constatar que lo que sintió la vez anterior que hicieron al amor no había sido un hecho aislado ni fruto de la casualidad porque las sensaciones se habían repetido incluso con más intensidad. A lo sucedido no podía calificarlo con la palabra follar, había sido algo más, al menos para ella. Entre ambos existía una conexión como no había tenido con ningún hombre. Las emociones que Jock le provocaba solo con mirarla, con cogerle la mano, convertía aquello en más que una simple aventura. Intuía que podría enamorarse si continuaran viéndose, pero el destino se encargaría de que no fuera así. Se dirían adiós en cuestión de días, pero al menos ella tendría el recuerdo de lo vivido y de los sentimientos experimentados en brazos de ese hombre, que la había hecho sentirse mujer por primera vez en su vida.

El aroma delicioso invadía el recinto de la autocaravana, y su estómago rugió de hambre, pero se demoró un poco más en la cama, aspirando el olor de sus cuerpos y del sexo compartido. Quería permanecer unos minutos más en la burbuja de la noche, antes de enfrentarse al nuevo día y a Jock. En la penumbra todo era mágico entre ellos, pero el amanecer lo volvía a poner todo en su sitio, los convertía de nuevo en profesor y alumna.

—¿Té o café? —preguntó el objeto de sus pensamientos acercándose a la zona de la cama, vestido con un pantalón vaquero. Y nada más. Sexi y atractivo.

—Té, por favor. Mientras esté aquí pienso disfrutar de las cosas que me gustan de esta tierra —«Incluido tú», pidió recreándose en el torso desnudo que durante la noche había besado y acariciado. Y que deseaba seguir tocando.

—También he preparado algo más consistente. Me muero de hambre e imagino que tú también.

—Tengo apetito, sí.

—Pues el brunch está servido.

Se incorporó y se cubrió el pecho con la sábana. Jock sonrió ante su muestra de recato, y se volvió de espaldas para darle la privacidad que solicitaba para vestirse.

Eva era consciente de que durante la noche se habían visto, tocado y explorado sin contención, pero le causaba pudor que la contemplara desnuda a la luz del día. Y el día debía estar bastante avanzado a juzgar por la luminosidad que entraba desde la claraboya del techo. Con esa claridad las imperfecciones del cuerpo se veían en toda su crudeza: la pequeñez de los pechos, las leves estrías de las nalgas y la estrechez de las caderas.

Él la esperaba sentado a la mesa, en la que había colocado dos platos llenos a rebosar.

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