Escribiendo juntos by M. Suárez

Escribiendo juntos by M. Suárez

autor:M. Suárez
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2019-09-05T22:00:00+00:00


Capítulo 4

Me hubiera encantado levantarme tarde al día siguiente. Estaba un poco deprimido. Pero me despertó el ruido y la luz que venían del baño. Cuando finalmente abrí los ojos, pude ver salir a Xochitl, cepillándose los dientes. Ya estaba vestida y arreglada. Llevaba sus viejos jeans y una sencilla camiseta blanca. Eran las siete de la mañana. Se enjuagó la boca y después me habló desde el lavabo del baño.

—Buenos días, dormilón. Ya está tu desayuno en la mesa. Yo ya me voy a trabajar.

—¿Desayuno?

—Fruta y yogurt.

—¿Te vas a trabajar?

—Sí. Te dije ayer, lobito.

—Me dijiste que ibas a ver si te habían dado el trabajo.

—¡Ay, lobo! Pues estoy segura de que me lo dieron. ¿Por qué no me lo darían? Me voy a trabajar y regreso en la tarde, ¿ok?

—Hada, no tienes que trabajar en el supermercado. Sí es cierto que tenemos que cuidar los gastos, pero todavía tenemos ahorrado para varios meses y estoy seguro de que con los libros que ya tenemos y los que vamos a publicar vamos a salir adelante.

—Bueno, pero no va a pasar nada si gano unos pesitos más, ¿no? —me dijo.

—Preferiría que te concentrarás en escribir —le confesé.

Xochitl se sentó un momento en la cama junto a mí y se inclinó para darme un beso en la mejilla, sonriendo.

—En la noche, después de cenar, me concentro en escribir.

—Vas a estar muy cansada, hada.

—Claro que no. Si me siento a trabajar a las 8, todavía puedo trabajar 4 horas. ¡Adiós! —me dijo, y salió.

Con un poco de trabajo me levanté y me bañé también. Después fui al comedor, donde doña María no me dejó tranquilo hasta que me comí la fruta, el yogurt y el café que Xochitl me había preparado temprano por la mañana. Mientras desayunaba, prendí la computadora y entré a la cuenta de Internet para ver cómo iban las ventas de los libros este mes.

Me sorprendió agradablemente ver que el título de Xochitl iba vendiendo bastantes copias. Mucha gente lo estaba leyendo y además estaba produciendo muy buenas reseñas. ¡Si la tendencia seguía así, su primer relato podría producir todo el dinero que necesitábamos para vivir!

Las cifras me emocionaron bastante.

Decidí ir a buscarla al supermercado para decirle que renunciara a ese estúpido trabajo y se concentrara mejor en escribir el segundo tomo de la serie. Sería ideal poder publicarlo el próximo mes para no perder la inercia.

La tienda estaba a dos cuadras, así que en cinco minutos ya estaba ahí, buscándola. Me había dicho que había aplicado como cajera, pero no la vi en ninguna de las cajas. ¿Estaría en algún otro departamento? Me dediqué a buscarla por toda el lugar, pero no la encontré. ¿Dónde estaría? ¿La habrían puesto a trabajar en el almacén? ¿Cargando cajas? La idea no me gustó para nada. ¡Sobre todo porque no necesitábamos que estuviera haciendo eso! ¡Teníamos suficientes fondos para funcionar bien durante los próximos meses sin problemas!

Cuando vi que una señorita iba saliendo por una puerta que decía “solamente empleados” decidí entrar a buscar a mi chica.



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