El libro de las religiones by AA. VV

El libro de las religiones by AA. VV

autor:AA. VV. [AA. VV.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Divulgación, Espiritualidad
editor: ePubLibre
publicado: 1989-01-01T00:00:00+00:00


El hombre era una persona moral en todos los sentidos, y Marcos dice que Jesús le tenía cariño. Pero había algo que le impedía tener una relación perfecta con Jesús y por consiguiente con Dios. No era por tener una gran riqueza, porque en Israel la riqueza era generalmente considerada una bendición de Dios, si no se había adquirido explotando a otros. En el texto no se dice nada de cómo el joven había conseguido su riqueza, pero Jesús compara su riqueza con la pobreza de otros. El pecado del joven rico era que estaba tan atado a su riqueza que de hecho rompió el mandamiento fundamental de amar a Dios y a su prójimo.

El pecado original

La expresión «pecado original» no existe en la Biblia, pero los teólogos la usan para denominar el pecado con el que nacen todos los seres humanos. Significa que todos tienen un deseo innato de romper con Dios.

Y sin embargo, el que todo el mundo tenga una inclinación innata a pecar, es sólo un aspecto del pecado original. No es sólo la capacidad o las ganas de pecar las que se propagan de una generación a otra. Igual de importante es que los resultados del pecado de los seres humanos se propaguen de generación en generación. Todos podemos comprobar cómo las acciones de una persona tienen consecuencias para otras. En contextos más amplios esto rige también para las decisiones de los políticos y los descubrimientos de los científicos.

No le resulta difícil a una persona hoy en día encontrar asociaciones con los conceptos «pecado» y «pecado original». Por ejemplo, somos testigos de un rearme que amenaza a toda la vida en el planeta. Los hombres son capaces de dejar desierta la tierra en sólo un par de horas. Estas perspectivas siniestras no sólo son ejemplos del pecado, sino que ilustran cómo el pecado también puede ser un asunto colectivo.

El problema del mal

Tanto la historia de la caída del hombre (Génesis 3), como la doctrina cristiana sobre el pecado original, preguntan de dónde viene el mal. El primer capítulo de la Biblia acaba con las palabras: «Y vio Dios ser muy bueno cuanto había hecho» (Génesis 1, 31). Pero poco después nos habla de Adán y Eva que son expulsados del paraíso, de la muerte que entra en el mundo, de las mujeres que han de dar a luz con dolor, de Caín, que mata a su hermano Abel y de la maldad que aumenta en la tierra. Llega a tal extremo que Dios se arrepiente de lo que ha creado (Génesis 6, 5-8). Al mismo tiempo confirmamos en el Credo que Dios es omnipotente. ¿Cómo se explica esto? ¿Cómo Dios puede ser omnipotente e infinitamente bueno cuando hay tanta maldad en el mundo? Este conflicto solemos denominarlo «el problema del mal».

El problema del mal siempre ha preocupado a la humanidad, por no decir a varios de los autores de algunos libros de la Biblia, como Job y el Eclesiastés. Teólogos y filósofos han luchado con este problema durante toda la historia de la Iglesia.



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