Robándole Un Beso a Un Pícaro by Mariel Amanda

autor:Mariel, Amanda [Mariel, Amanda]
La lengua: spa
Format: epub
editor: ЛитРес

Capítulo 8

A pesar del aire frío del invierno, y la cálida nieve cayendo, la sangre de Marcus se calentó al ver a Daphne haciendo patinaje sobre hielo en el estanque congelado.

¿Por qué demonios la había besado? Él debería haber sabido que no podría llevarlo a nada bueno. Ahora él se encontraba desesperado por poseer a una mujer que estaba fuera de sus límites.

No sólo era la querida prima de Bradford, sino que además era tan dulce.

Aun, él ardía de deseo por ella. Era todo lo que él siempre había deseado. Dulce, tímida, inocente. Era por todas esas razones y más, que él se había negado a besarla hace muchos años.

Las mismas razones por las que tendría que haberse negado ahora.

Él no se sentía preparado para tomar tal mujer como esposa.

Daphne pasó patinando, y sus ojos se encontraron durante un brevísimo período. ¿Había él detectado que se había perdido en la profundidad de su mirada azul? Él la observó mientras recorría el estanque. ¿Ella lo anhelaba tanto como él a ella? ¿O sólo había imaginado lo que él esperaba ver?

No. El fuego en su mirada hablaba de sentimientos reales – los que no esperaba ver que ella tuviera hacia él.

Él se estaba haciendo el tonto.

Incapaz de soportar esta tortura más tiempo, Marcus se levantó para irse. Ella no lo quería. Aun cuando así fuera, era todo lo malo para ella. Recogiendo sus patines, él comenzó a irse hacia la casa. Un cálido vaso de whisky sería bienvenido.

Marcus se dirigió hacia la sala de billar, luego fue directo hacia el licorero. Se sirvió una buena cantidad de whisky en un vaso, antes de llevarlo hacia sus labios.

El líquido se deslizó por su lengua y entibió su garganta. Se terminó el contenido de un solo trago, antes de comenzar a inspeccionar el salón. Agradecido de que estuviera vacío, sólo para él, rellenó su vaso.

Marcus alzó la licorera de cristal en su mano vacía y la estrelló contra la ventana. Aunque no tenía poder sobre sus acciones, observó la noche oscura. Una linterna iluminaba el estanque helado, viendo sombras sobre su superficie congelada.

Miró la noche, buscando a Daphne. No podía dejar de preguntarse con quién estaba patinando. Las preguntas rodeaban su mente en una sucesión sin fin. ¿Estaba ella riendo? ¿Había notado su ausencia y se habría preguntado donde había ido? ¿Se había enfriado?

Daría lo que sea para entibiarla. Abrazarla y besarla profundamente, mientras frotaba sus manos en su cuerpo exuberante. Su pene se endureció ante las imágenes que se imaginaba en su mente.

“Maldición.” Casi gruñó sus palabras entre dientes. Parecía que no había forma de escapar de ella. Cuanto más trataba de no pensar en Daphne, más se obsesionaba. Él revolvió el whisky que le quedaba en su vaso.

Cuando volvió a mirar hacia el estanque, la vio – y a Ashe.

Sin pensar, Marcus arrojó su vaso contra el piso, giró y se dirigió hacia el estanque.

Ashe no tenía nada que hacer con ella. El hombre era más sinvergüenza que él, de acuerdo a las normas morales.

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