Miedo en mis manos by Raúl Garbantes

Miedo en mis manos by Raúl Garbantes

autor:Raúl Garbantes [Garbantes, Raúl]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Intriga, Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2022-03-15T00:00:00+00:00


9

—Quiero decir que quién en su situación no lo haría. Su madre lo abandonó y después una mujer obsesionada intentó matarlo. Es normal —explicó.

—¿Y odiará a Anne? —pregunté.

—Con toda seguridad. La jefa… perdón, ya no lo es… es testaruda y cuando se le mete algo en la cabeza no hay quién se lo saque. Ella desde el principio pensó que Gerard era culpable de los asesinatos.

—Cuando viniste aquí, antes de que el sargento Cooper llegara, dijiste que habías encontrado algo sobre Anne en las redes. ¿A qué te referías?

—He hallado una serie de insultos y descalificaciones sobre Anne en varias cuentas falsas y no he podido descubrir el IP de donde provienen. Quien sea el autor, sabe cubrir bien sus pasos. Primero llego a un servidor ruso y de allí pierdo la pista —confesó Ender en voz cada vez más baja.

—¿Qué tan graves son los insultos? —continué indagando.

—Si no fuera por una cosa, me parecerían sin importancia —respondió.

—¿Por qué? —pregunté.

—Alguien afirma que el exesposo de Anne conocía a Abril Smith. Y dice que Anne lo sabe.

La imagen del licaón hembra que salió del agua vino a mi cabeza de nuevo. La que era perseguida por el hombre. Pensé por un segundo que Harry podía ser quien seguía a Anne, que la odiara calladamente y que quisiera hacerle daño vulnerando su imagen. Antes había pensado que se trataba del asesino de Abril, pero hasta ahora nada lo relacionaba con Dakota Davis.

—¿Qué opinas de Harry?

Cuando hice esa pregunta, recuerdo que una moneda cayó al suelo. Supuse que se había salido del bolsillo de los vaqueros gastados de Ender. El objeto rodó hasta que tropezó con la pared, donde pendía la pizarra que yo había estado utilizando minutos antes. Dio varias vueltas y se detuvo para caer mostrando una de sus caras.

—Otra vez «el hombre de Vitruvio» ha querido escapar de mi poder —dijo Ender y sonrió.

Debí poner cara de incomprensión porque él se vio en la necesidad de explicarse.

—El Hombre de Vitruvio, la imagen famosa de Leonardo da Vinci. Lo llevo en una moneda que me ha dado suerte. La encontré el día que me contrataron en este departamento. Creo que pertenece a un casino, en algún lugar de Kansas, donde dicen que jugó alguna vez el actor Bud Spencer. Desde ese día siempre me acompaña. El Hombre de Vitruvio representa la medición de las dimensiones del cuerpo humano.

Lo sabía. Una moneda con esa figura había sido dejada dentro del vientre de Devin cuando lo asesinaron. Sus piernas y sus manos habían sido llevadas a una posición que imitaba en algo a esa figura famosa.

Sentí que mi sangre se heló dentro de mi cuerpo. Esperé a que Ender la recogiera. Se levantó y caminó desgarbado y arrastrando los pies hasta llegar al lugar donde había quedado la moneda. Le pedí que me la enseñara en cuanto se volvió a acercar a mí. Era idéntica a la de Devin. Ender poseía el horrendo objeto que representaba lo más terrible en mi vida y que nunca había querido volver a ver.



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