Lion El'Jonson, Señor del Primero E by David Guymer

autor:David Guymer [Guymer, David]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00

III

De proa a popa, una plaga de locura barrió la razón invencible. Los tripulantes arrancaron las sillas de la estación de trabajo, desgarrando sus propios músculos en el proceso de separarlos de las placas de cubierta, antes de usarlos para brutalizar sus estaciones. Otros corrieron gritando por los pasillos como si estuvieran en llamas. Los hombres armados encendieron atormentadores fantasmales, descargando clips enteros de autoguns y drenando las celdas de carga de lascarbinas en lo que sea que percibieran sus pesadillas. Pero donde Savine Grael y un puñado como ella caminaban, la locura se unía como un polvo de estrellas que se acumulaba en el núcleo duro de algo enfocado y desalentador. Los oficiales con uniforme de sangre cesaron su carnicería sin sentido y cayeron detrás de sus Deckhands y los siervos abandonaron sus pequeños actos de vandalismo. El personal del ejército y los armadores de la Legión fueron atraídos inexorablemente hacia la atracción gravitacional de su poder psíquico.

Y así, mientras la legión, y esos pocos humanos suficientemente fuertes de voluntad para resistir, se dedicaron a reprimir mil actos insignificantes de anarquía y caos, media docena de fuerzas pequeñas pero crecientes convergieron, como por orden consciente, en secciones críticas de la nave. .

A través de la arquitectura neuronal organo-psíquica zarcillo que unía al khrave en una conciencia unitaria, mitad dentro y mitad fuera de la urdimbre, Savine fue simultáneamente consciente de que ocurría lo mismo en todos los demás buques de la flota de los Ángeles Oscuros. Y en la cosecha misma.

La llegada de la Legión había sido inesperada, los había obligado a reunir sus mentes en el cónclave, pero esto resultaría en su beneficio, esta era una oportunidad. El Imperio estaba desparramado y descuidado, ya que tantos imperios estelares antes que ellos habían emprendido su anárquico viaje hacia el pináculo de sus poderes. Y donde había caos, donde había distancia y confusión, habría comida para el khrave. La adición de la razón invencible y su flota les permitiría proyectar su voluntad en innumerables mundos más.

Su mente extendida se volvió hacia las necesidades inmediatas de su anfitrión físico mientras una lluvia de proyectiles bólter martillaban desde un pórtico con vista.

Los proyectiles altamente explosivos desgarraron sus esclavos escasamente blindados. Los soldados y los siervos de la tripulación gritaron mientras golpeaban la cubierta, juramentos al primarca y al Emperador que tenían sentido para ellos, si nadie más, y se pusieron a cubierto. Aquellos que tenían armas las usaron, disparando disparos que surgieron del suelo y los rieles altos del pórtico, o bien rebotaron inofensivamente por la descomunal armadura legionaria.

Savine había llevado a sus esclavos a una bahía de almacenamiento de enginarium en su camino hacia la bahía de lanzamiento. Era, había sido consciente, el lugar perfecto para una emboscada, y había investigado psíquicamente la ruta en consecuencia antes de asegurarse de que estaba vacía de enemigos. El fracaso de sus dichos fue más motivo de curiosidad que molestia.

El legionario no se dignó a cubrirse del fuego de sus esclavos. Se puso de

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