Éxtasis by Noemí Casquet

Éxtasis by Noemí Casquet

autor:Noemí Casquet [Casquet, Noemí]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-06-01T00:00:00+00:00


XIX

Kunda… ¿qué?

En el desayuno, un grupito de gente planea el primer día de fiesta de la formación. Quieren ir a visitar una de las playas más conocidas al sur de la isla, en Uluwatu, donde el surf y la cerveza son imprescindibles. Otros prefieren caminar por las calles de Ubud, la región donde nos encontramos, y comprar algunos souvenirs o visitar a algún curandero que les dé las hierbas perfectas para alargar, de forma ilusoria, su salud. Pocos quieren descansar en el retiro, tomar un bañito en la piscina y pasear por la naturaleza que envuelve este paraje. En mi caso, sin embargo, me dedicaré a visitar las infinitas calles de la zona para ver si consigo encontrar esa puerta, la que a veces he visto durante mis orgasmos. Un reto profundamente absurdo que genera una sensación de angustia mental y ansiedad crónica, pero que alberga una mínima esperanza en mi interior. «Confía», dijo Mariajo. No sé, necesitaré un milagro para dar con ese lugar. Y tal vez, la respuesta siga igual de lejana, tal vez esa puerta es una simple visión de mis paseos por la isla, tal vez no haya nada detrás. ¿Y si he venido hasta aquí para nada?

Mi actividad mental me mantiene absorta, lejana a todos los murmullos externos, excepto por una sencilla frase que apunta la hora y, entonces, salgo corriendo a la sala para alistarlo todo en pocos minutos. Pushan se ha adelantado.

—Buenos días, Amisha. ¿Qué tal estás? ¿Cómo va tu integración? —No entiendo demasiado a qué se refiere.

—Bien, bien… Perdona, que estaba desayunando y se me ha pasado la hora.

—Nada que perdonar, hoy tendremos clase teórica y una pequeña meditación. —Pushan se da cuenta de mi expresión, a la espera de una indicación que atestigüe si hoy voy a tener que experimentar lo que sea que tenga que experimentar. Dibuja una ligera mueca y, como si me leyera los pensamientos, me da una respuesta—: No, hoy no tendrás que participar, pero sería genial que te animaras, es una meditación muy potente.

—Sí, bueno, lo pensaré. —No hay nada que pensar. La respuesta es «no, gracias». Una pequeña parte de mí se incomoda ante tal solución tajante. Esa parte que ha despertado y está sedienta de nuevas sensaciones, de explorar nuevos espacios, de perder el control. ¿Qué hace esto aquí si ayer no estaba?

—Piénsatelo, es una meditación para despertar la energía kundalini. Precisamente sobre esto va la clase de hoy.

—Kunda… ¿qué?

Los alumnos se concentran en el centro de la sala, rellenan sus botellas, alargan las charlas y se abrazan unos a otros. El grupo ha generado un vínculo fuerte en cuestión de pocos días, algo sorprendente y a la vez lógico. La exposición personal que se crea en estos ambientes es tajante, una apertura en canal de todos tus fantasmas. Manu se da la vuelta y, al localizarme, se acerca.

—¿Qué tal estás, cariño? —Y al mismo tiempo, sin posibilidad de negarme, me estruja entre sus brazos. Los pocos vínculos que tengo en este lugar refuerzan la necesidad de afecto, especialmente porque ayer fue un día, digamos, revelador.



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