Inalcanzable by Laura Sanz

autor:Laura Sanz [Sanz, Laura]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2023-05-25T22:00:00+00:00

Capítulo 18

Diego

Acababa de aparcar la moto en su plaza, cuando apareció el Seat. Iván le lanzó una breve sonrisa a través de la ventanilla y él se hizo a un lado para que pudiera estacionar. Aguardó con las manos en los bolsillos y la vista fija en el viejo coche.

Lo admitía. Estaba ansioso por tener a Iván solo para él. Si bien había disfrutado muchísimo con su familia, había deseado que el día llegase a su fin para poder ir a su piso a pasar una velada agradable.

Los dos solos con una peli y una pizza.

Y lo que surgiera.

—Parece ser que mi familia quiere que nos enrollemos —comentó mientras Iván salía del coche y se colgaba su mochila al hombro.

—Ya. Erika ha intentado sonsacarme cuando estábamos solos. Es una cotilla.

—Y a mí, Jorge. El cotilla número dos.

Ambos rieron mientras descendían las escaleras que los llevaban a la planta baja.

—Tampoco hubiera podido decirle gran cosa. No es que haya mucho que contar —repuso Iván cuando ya se acercaban a la salida.

Diego no dejó escapar la oportunidad. Alargó la mano y le sujetó de la parte superior del brazo para que se detuviera.

—Eso podría cambiar después de hoy, ¿no? —indagó.

—Podría…

Esa única palabra pronunciada en un tono desafiante hizo que el agrado se le expandiera por el cuerpo. Alzó la mano para regalarle una caricia, pero una potente voz a unos metros de distancia los interrumpió.

—Bona vesprada12 —saludó el guardia de seguridad.

—Eh, sí, bona vesprada —respondió y dio un paso atrás.

A Iván se le escapó una risita y se escabulló hacia el exterior. Él le siguió con una mueca divertida. Todavía era de día y la calle estaba llena de gente; las conversaciones, las risas y el ruido de los coches que pasaban por la calzada se mezclaban y animaban el ambiente.

—Si prefieres que vayamos a cenar por ahí, podemos darnos una ducha en mi piso y luego salir.

—Sinceramente, me llama mucho más el plan de la peli y la pizza —concedió Iván al cabo de unos segundos con la frente arrugada—. No me gusta salir por ahí en verano. Es agobiante.

—Genial. Yo pienso lo mismo. Benidorm es un caos en julio y agosto. Sobre todo, el centro.

—¿Y qué te llevó a comprarte el piso aquí?

—Un chivatazo de Rafa, el amigo de Jorge, el de la inmobiliaria. Fue un chollo que no podía dejar escapar. Pero tenías que haberlo visto cuando entré por primera vez. Estaba hecho un asco. Llevaba muchos años cerrado y estaba anticuado. Me gasté todos mis ahorros en renovarlo. Creo que lo único que conservé fue el suelo.

—Te ha quedado fantástico.

—Gracias. Y, ¿tú? ¿Estás bien en tu nueva casa?

—Bastante bien. La habitación que he alquilado no es muy grande, pero está recién pintada y tiene muebles nuevos. Y la cocina y el salón no están nada mal, es solo que Rudi es un pesado. Insiste constantemente en que hagamos cosas juntos. —Hizo una pausa y terminó suspirando—. En fin, es lo que tiene compartir piso.

Diego titubeó. No sabía cómo interpretaría Iván lo que estaba a punto de decirle.

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