Zapata by Felipe Ávila

Zapata by Felipe Ávila

autor:Felipe Ávila [Ávila, Felipe]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia, Política, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2019-01-01T00:00:00+00:00


Como resultado de Teoloyucan, Zapata constató, con indignación, que su enemigo ya no era el ejército federal ni el gobierno huertista, sino Carranza. Quienes le impedían el paso a la ciudad capital eran las huestes de quienes se decían revolucionarios del norte. Zapata conocía el Plan de Guadalupe. Sabía que no proponía ninguna reforma social, que no tenía una sola línea sobre la tierra y el trabajo, que solo proponía derrocar al gobierno de Victoriano Huerta y restablecer el orden constitucional. El Plan de Carranza era un plan personalista. Nadie había elegido a Carranza como líder de la Revolución y menos para que ocupara la Presidencia de la República. En cambio, su Plan de Ayala proponía un procedimiento democrático para la elección del presidente: una junta de los principales jefes revolucionarios de la República era la única con legitimidad para nombrarlo. El 21 de agosto le había escrito a Alfredo Breceda, secretario particular de Carranza:

… he leído detenidamente cuanto escribe usted respecto a la labor revolucionaria del señor Venustiano Carranza, así como también del contenido del Plan de Guadalupe y con toda franqueza diré a usted, que no veo afinidad de ideales entre los que sostienen el Plan de Guadalupe y la grande obra popular cristalizada en el Plan de Ayala.

Pero Zapata sabía que había otros luchadores en el norte que sí eran revolucionarios de verdad, que creían en la causa agraria y sostenían principios parecidos a los suyos. Había un líder que representaba esos ideales y que, como Zapata mismo, había sido hecho a un lado por Carranza. Por ello, el 21 de agosto escribió a Villa:

Siempre le he creído hombre patriota y honrado, que sabrá sostener la causa del pueblo bien definida en el Plan de Ayala; porque del cumplimiento de todas las cláusulas del expresado Plan de Ayala, depende la paz de la Nación, pues tengo conocimiento de que el señor Carranza pretende burlar los principios del referido plan al intentar sentarse en la silla presidencial sin la votación de los jefes revolucionarios de la República, lo cual es muy peligroso porque por ese procedimiento la guerra seguirá hasta su fin.

En esos momentos era crucial unir a la revolución del norte con la del sur y elegir al presidente de la República entre los principales jefes de ella. El 25 de agosto, Zapata volvió a escribir a Villa:

Ha llegado el momento solemne de que el gobierno provisional de la República se establezca y ahora más que nunca debemos tomar empeño para que los ideales del pueblo mexicano, que están bien definidos en el Plan de Ayala no sean burlados… nada más justo que el presidente provisional sea electo por votación directa de todos los jefes revolucionarios del país, tal y como lo dispone el artículo doce del Plan de Ayala, porque de no ser así esté usted seguro que la guerra continuará… Yo confío en su patriotismo, pues siempre lo he considerado patriota que se preocupa por el bienestar del pueblo…[4]

Y, sin embargo, aunque aparecían claras las



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