Yo no quería ser madre. Vidas forzadas de mujeres fuera de la norma (Spanish Edition) by Trifonia Melibea Obono

Yo no quería ser madre. Vidas forzadas de mujeres fuera de la norma (Spanish Edition) by Trifonia Melibea Obono

autor:Trifonia Melibea Obono [Obono, Trifonia Melibea]
La lengua: spa
Format: azw3
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00


LESBIANA Y JEFA

Yo soy lesbiana con un cargo militar. La jerarquía... eso aquí es muy difícil. Tengo responsabilidades. Organizo el trabajo de cientos de efectivos. Tengo a mi cargo numerosos deberes relacionados con el mando.

Los jefes me respetan porque trabajo bien, pero los subordinados y los que tienen el mismo rango que yo, no. Me hacen gestos relacionados con la sexualidad femenina. Si organizo guardias, quieren que lo haga a su gusto. Algunos amenazan con darme una paliza, otros con dispararme.

Insisten en que por ser mujer tengo que hacer lo que me dicen y callarme. Mis jefes a veces ordenan que les castigue. Si yo fuera hombre, terminaríamos a porrazos, en peleas, porque a los hombres les gusta eso, meterse en líos. Otros superiores de mi rango no sufren lo mismo que yo. Lo veo. Lo sé.

Lo otro es que soy una mujer, lesbiana y jefa. Aunque no me importan las habladurías, me afectan. Yo salía con una chica, también militar; me acusaban de promocionarla. Hablaban de mí en todas las esquinas.

Uno de los jefes que he tenido me odiaba a muerte. Su mujer era lesbiana y mantenía una relación conmigo. Nuestra relación fue antes que su matrimonio. Él no lo sabía. Creo que la habría matado... y a mí. Por cada estupidez, este hombre la tomaba conmigo. En su opinión, el único trabajo que me anima como persona es ir con mujeres; trabajando no valgo para nada.

Su odio hacia mí llegó a los superiores, a un teniente coronel, quien decidió que mis relaciones con mujeres eran un juego, un capricho, que no me iban a echar del trabajo por una tontería, que se me iba a pasar con la madurez mi tontería de capricho; además, por el momento trabajaba bien. También llamó a mi familia para que me llevara a la curandería.

Yo estaba tranquila. En mi cuerpo militar no existe ninguna ley que castiga la homosexualidad. Ni siquiera en la academia me sentí discriminada, porque entonces no me iba con chicas. Todavía luchaba conmigo misma.

Yo nací como soy, lesbiana. Soñaba con chicas. Pensaba que estoy enferma de malos espíritus. Por eso buscaron para mí, y rápidamente, un hombre para tener hijxs. Era lo que todas las familias hacían con mis amigas, con chicas como yo. Tengo treinta y ocho años. Las lesbianas masculinas de nuestra edad terminamos en matrimonios. Era la estrategia familiar para liberarse de nosotras.

Para mí era un sacrificio mantener relaciones sexuales con mi exmarido. Rechazaba el pene y a la vez tenía que soportarlo para quitar de mi mente la necesidad de estar con mujeres. Mi familia afirmó que estar con hombres me quitaría el deseo sexual hacia las mujeres. Durante mi matrimonio, la vida era muy dura. Pasábamos cinco o siete meses conviviendo sin mantener relaciones sexuales. El día que me atrevía la imagen que venía a mi mente era de mujeres. Hasta que un día tuve sexo con una chica. Y la idea no fue mía. Una vecina vino a por mí y vaya si me gustó.



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