Walter Benjamin by Gershom Scholem

Walter Benjamin by Gershom Scholem

autor:Gershom Scholem [Scholem, Gershom]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 1975-01-01T05:00:00+00:00


Hazme piadoso como a Erich Fromm,

para que entre en el reino de los cielos.

Más tarde, Erich Fromm y Benjamin serían colegas en el Instituto para la Investigación Social, cuando Fromm se había convertido en uno de los más influyentes defensores del engarce del psicoanálisis con el marxismo. En esa época, Agnon había tomado una vivienda en Bad Homburg, que compartía con una serie de importantes escritores hebraicos, como Ahad Haam y Bialik. Yo acudía allí a menudo, y también llevé a Benjamin en una o dos ocasiones. Poco tiempo antes de mi emigración encontré con la mayor frecuencia, en casa de Agnon, a Fritz Cternberg, que más tarde formaría parte del circuito que rodeó a Brecht, al que introdujo en el marxismo a partir de 1925, y que luego trataría de cerca igualmente a Benjamin. Vivía en Homburg y trabajaba ya en su primera gran obra, Der Imperialismus (1926). Poco antes se había desligado de Buber y de los «socialistas populares» sionistas, de los que había sido dirigente desde 1918 a 1922, y durante tres o cuatro años estuvo todavía buscando, en el «Poalei Zion», una vía marxista al sionismo. Aún se le tenía como una de las mentes mejor dotadas de la joven generación del sionismo. Como yo mismo, era un gran admirador de Agnon, y se interesaba vivamente por mis proyectos de futuro en Palestina; había escrito numerosos trabajos sobre la construcción del socialismo en este país. Algunas veces, inmediatamente después de haber visto a Benjamin, iba a casa de Agnon, donde me encontraba con Sternberg y su esposa Genia. No podía en absoluto imaginarme entonces que Benjamin, que en esa época no tenía el menor interés por los trabajos de Sternberg, se volvería a encontrar con él al cabo de pocos años, en circunstancias por completo diferentes, y Sternberg se convertiría en uno de sus mentores marxistas. Ya nunca más volví a verle, ni tampoco supe nada de él, y me sentí muy sorprendido cuando Benjamin, estando con él en París en 1938, en respuesta a una pregunta mía acerca de la posición del círculo de Brecht y del Instituto para la Investigación Social frente al Partido Comunista, mencionó en passant a Sternberg (que no quería tener nada que ver con el KPD). Sorprendido, le pregunté: «¿Te refieres al Fritz Sternberg del Imperialismo?». «Naturalmente», respondió. «¿Le conoces, entonces?». «Naturalmente», repuso, «a través de Brecht». «Podría haberle conocido unos años antes, en casa de otro gran poeta», le dije.

En una ocasión, Benjamin me llevó a visitar a Siegfried Kracauer, de la Frankfurter Zeitung, que se encontraba hospitalizado a causa de una leve enfermedad, y tuvo lugar una polémica charla en la que Kracauer, pese a toda su estima respecto a Benjamin, puso de manifiesto claras reservas frente a su «ontología». Todos nosotros teníamos cabezas bastante bien dotadas para la discusión filosófica. Mucho más tarde me ha contado Adorno que él mismo, por entonces joven estudiante, estuvo también presente en esa visita, y fue allí donde me vio por vez primera.



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