Volver a las trincheras by Alfredo González Ruibal

Volver a las trincheras by Alfredo González Ruibal

autor:Alfredo González Ruibal [González Ruibal, Alfredo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2016-01-20T16:00:00+00:00


CAPÍTULO 6

EN LAS TRINCHERAS DEL EBRO

(Verano y otoño de 1938)

[…] cuánta sangre en los ríos de la tierra.

Salvatore Quasimodo, «La muralla»

Si la ofensiva republicana en el Alto Tajuña acabó en tablas, la batalla a la que pretendía contribuir, la ofensiva de Aragón, terminó catastróficamente para las armas republicanas. El 15 de abril, cuando todavía se luchaba en Guadalajara, las tropas franquistas llegaron al Mediterráneo y cortaron el territorio republicano en dos. El siguiente objetivo de Franco fue polémico: en vez de atacar directamente Barcelona, lo que habría acelerado el final de la guerra, lo que hizo es dirigirse a Valencia y a través de una zona abrupta: el Maestrazgo. La ofensiva del Levante cuesta a las tropas franquistas una enorme cantidad de bajas (unas 20 000) y no consiguen cumplir sus objetivos ni infligir daño importante al Ejército Popular. Trabajos arqueológicos en la Sierra del Toro (Castellón) han recuperado algunos de los múltiples cadáveres que dejó tras de sí la batalla[194]. Mientras, los republicanos se preparan en la otra orilla del Ebro para contraatacar. La intención era doble: aliviar la presión sobre Valencia y demostrar a las potencias democráticas que la República todavía tenía capacidad de combate. Lo que siguió fue la batalla más grande de la Guerra Civil española. Una Materialschlacht («batalla de material») que recuerda a las de la Gran Guerra, por el número de tropas y medios, las bajas y la larga duración: empezó un 25 de julio de 1938 y duró 115 días, hasta el 16 de noviembre[195]. Desde el 3 de agosto, cuando los republicanos paran su ataque y pasan a la defensiva, se sucedieron en un terreno durísimo seis contraofensivas. 60 000 soldados perdieron la vida —en el bando republicano muchos jóvenes de 17 o 18 años, a los que les quedaban todavía tres para incorporarse a filas. Era la denominada Quinta del Biberón—. Ambos bandos sufrieron 180 000 bajas de todo tipo.

Arqueología de la batalla del Ebro

Pese a que los restos arqueológicos de la batalla del Ebro son muy abundantes, escasean las investigaciones propiamente arqueológicas y la mayor parte de las que sí se han realizado raramente han visto la publicación. Más desafortunado es, sin embargo, que la mayor parte de la información material que poseemos de la batalla del Ebro procede de donaciones de coleccionistas[196]. Esta práctica resultaba justificable hace 30 años e incluso loable, porque permitió conservar objetos interesantes que se habrían perdido de otro modo. Era justificable entonces porque no existía todavía una conciencia patrimonial respecto a la Guerra Civil: la chatarra de la guerra era eso, chatarra, no bienes culturales. La situación ha cambiado y hoy la sociedad española aprecia el legado material del conflicto como parte de su patrimonio colectivo. Pese a ello, los campos de batalla siguen sufriendo las visitas de cientos de aficionados que poco a poco los van despojando de su historia. Cada granada, medalla o lata que se expone en las vitrinas de los museos del Ebro representa una historia que ya nadie podrá contar.



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