Viento dulce y salvaje by Elizabeth Lowell

Viento dulce y salvaje by Elizabeth Lowell

autor:Elizabeth Lowell
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 1987-08-09T22:00:00+00:00


Nueve

Carson observó la melena oscura de Lara mientras ésta inclinaba la cabeza sobre la mesita del café al tiempo que iba revisando otra de las cajas. El suelo estaba cubierto de documentos, fotos y recuerdos divididos en décadas. Cuando una de las pilas del material que Lara había amontonado estuvo a punto de caer al suelo, Carson la sujetó con sus enormes manos.

—¿Ésta es la pila de mil novecientos diez? —preguntó, disimulando un bostezo.

Larry hizo un sonido que podía haber sido una afirmación.

—¿Lara?

Lara alzó la mirada de la fotografía que tenía en la mano. Las lágrimas intensificaban el azul profundo de sus ojos. Carson abrió las manos y una cascada de fotografías y papeles cayó al suelo.

—¿Qué te pasa, cariño? —preguntó, alargando los brazos hacia Lara.

Sin decir una sola palabra, Lara le tendió un puñado de fotos.

—Estaban entre todas esas fotos de mil novecientos. No sé por qué.

Carson miró la primera fotografía. Reconoció la poza y las enormes piedras de granito. Había una joven tumbada sobre una de ellas, disfrutando del sol con la misma naturalidad que una mariposa. Era delgada, de elegantes formas, y tenía el pelo del color del sol. Aunque no mirara a la cámara, Carson tuvo la certeza de que los ojos de aquella mujer eran de un azul tan brillante e intenso como el agua de un lago de montaña.

—Es tu madre —no era una pregunta, sino una afirmación.

Lara asintió.

Por un instante, Carson tensó la mano sobre las fotografías, como si estuviera a punto de arrojarlas al otro extremo de la habitación. Las miró fijamente, sin decir nada, deseando haber apartado más documentos de aquellos archivos. Podría haberle ahorrado a Lara el dolor de reencontrarse de forma tan inesperada con el fantasma de su madre. Lentamente, y casi en contra de su voluntad, apartó la primera foto y la colocó bajo las otras.

El sonido de la cámara debía de haber alertado a Becky. Porque en la foto siguiente se había incorporado sobre un codo y sonreía. Carson siseó algo ininteligible. Había visto esa misma sonrisa cuando se acercaba a Lara inesperadamente y ella se volvía hacia él con el rostro resplandeciente de placer. Si Carson hubiera tenido alguna duda sobre quién había tomado esas fotografías, la habría resuelto en ese mismo instante. Sólo había habido un hombre capaz de iluminar el rostro de Becky Chandler de esa manera. El hombre del que había sido amante durante trece años y del que había concebido una hija.

La siguiente fotografía era un primer plano de Becky mirando a la cámara. Por el ángulo de la luz, la fotografía debía de haber sido hecha a última hora de la tarde. Becky tenía los labios ligeramente hinchados, las mejillas sonrosadas y el pelo revuelto. Y también la mirada lánguida y sensual de una mujer que acababa de ser amada.

Todo el cuerpo de Carson se tensó mientras se preguntaba si Lara lo miraría a él con tal veneración cuando por fin hicieran el amor.

La última fotografía dejó a Carson tan paralizado como había dejado a Lara.



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