Vidas criminales by Juan Madrid

Vidas criminales by Juan Madrid

autor:Juan Madrid [Madrid, Juan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: FICTION / Crime, FIC050000, Fiction and related items, Crime and mystery, FF, Cuento policiaco, Narrativa, Literatura española
editor: Fondo de Cultura Económica
publicado: 2020-01-10T00:00:00+00:00


El cubano sonrió de oreja a oreja al ver el espectáculo. Victorio se limitó a silbar.

—¡Así me gusta, chicas, que estéis ya preparadas! —exclamó Evenecer.

El policía Jenaro Iturriaga podía hacer varias cosas a la vez. Ahora, por ejemplo, en el Salón de Masajes Naturales Kity, sentía un enorme placer derivado de la visión de Estrellita López desnuda y con el látigo en la mano y de las correas de cuero con las que le había atado a la cama, pero al mismo tiempo pensaba en las dos mujeres asesinas.

Ocurría también en otras ocasiones no tan agradables como ésta. Jenaro Iturriaga hablaba de una cosa y pensaba en otra sin equivocarse. No sabía cómo, pero podía mantener una conversación coherente con cualquiera, aunque en realidad su cabeza bullese con otros pensamientos.

Estrellita López dio un salto, chascó el látigo, se subió a la cama donde estaba amarrado Jenaro y movió la pelvis. Sin dejar de bailar se dio la vuelta y le mostró las nalgas a Jenaro.

Estrellita López se llamaba en realidad Purificación Jiménez Verdugo y era natural de Porcuna, Jaén, de donde salió para no volver jamás al cumplir los catorce años y declarar ante el sargento de la Guardia Civil que su tío Eurípides, su primo Pascual y sus dos hermanos, Caspio y Rolando, la habían violado sistemáticamente y por riguroso turno durante la celebración de la boda de su prima Carmelita con un empleado local de correos.

Sus hermanos, su primo y el tío negaron que fuera una violación y declararon que estaban bebidos y que Purificación Jiménez gritaba en la trasera de la iglesia parroquial: “¡El siguiente!”

Como se trataba de la palabra de cuatro hombres contra la de una chiquilla fantasiosa y minifaldera, el sargento decidió dar carpetazo al asunto y no avisar al juez. Esa misma tarde, Purificación Jiménez Verdugo se transformó en Estrellita López y se vino a Madrid en autoestop.

Tenía dieciocho años y llevaba casi dos en el Salón de Masajes Naturales Kity, donde Madam Kity la trataba como a una hija y la reservaba para clientes muy especiales, como Jenaro Iturriaga.

Estrellita cruzó de un latigazo el velludo y ancho pecho de Jenaro Iturriaga y Jenaro gimió de placer.

—Oye, Estrellita, cariño, ¿qué harías tú si tuvieras una amiga muy querida y te quisieras divertir en Madrid?

Estrellita estaba acostumbrada a que los clientes le hicieran todo tipo de preguntas. Pero ésa parecía extraña.

—¿Muy querida? ¿Cómo de querida?

—Amor total, Estrellita.

—Yo soy muy romántica, ¿sabes?

Le alcanzó los muslos y el pene flácido de otro latigazo. Jenaro se retorció.

—Dime qué harías con ella.

—Verás, la llevaría a cenar a sitios caros, de esos con velitas en las mesas, y la miraría a los ojos y le diría te quiero, te amo, esas cosas.

—Sí, muy bien. ¿Y qué más?

—¿Qué más?

—Sí, eso, ¿qué harías más?

—Le daría todos los caprichos, todos.

El látigo silbó y se incrustó en el bajo vientre de Jenaro, haciéndole daño de verdad. Jenaro se estremeció. Estrellita sabía que nunca tenía que marcar la cara de nadie, ni tampoco el cuello.

—Figúrate



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