Vera by Andrea Scott

Vera by Andrea Scott

autor:Andrea Scott
La lengua: spa
Format: epub
editor: Citore Publishing


Compañeros de trabajo

CAPÍTULO 6

El encuentro con Alfredo había resultado maravilloso. Pero el lunes, me llamó por el teléfono interno y me recriminó que no hubiera buscado un momento para estar a solas con él en la oficina. Me dijo que tenía una reunión con un ingeniero recién llegado de Zurich, y que luego me explicaría cómo debía conducirme con él de aquí en más.

Le corté furiosa. Sentía que Alfredo estaba imponiendo sus normas. Quería tomar distancia y dejar en claro que no estaba dispuesta a que me atraparan en un compromiso.

Sobre el mediodía logré ubicar al ingeniero Koll. Me dirigí al despacho que acababan de asignarle. Lo estudié de lejos: era un hombre macizo, de aspecto fuerte y elegante. No tendría cuarenta años. Estaba dispuesta a seducirlo, y lo logré rápidamente. Me presenté ante él decidida y sonriente. Él estaba sentado en su sillón, reconcentrado en mirar unas carpetas. Como no me oyó entrar, aproveché para cerrar la puerta detrás de mí. Antes que pudiera ponerse de pie me acerqué a él. Me miró de una manera intensa y seria antes de pararse. Quedamos muy cerca. Creí que le había gustado.

Sentí que ganaba terreno. Alfredo tenía que llevarse una buena sorpresa cuando llegara…

Cambiamos unas palabras de cortesía y lo invité a que mirara unos planos que había llevado y que ahora estaban desplegados en su escritorio. Cuando se me acercó sentí una fuerte corriente de atracción. Con sutileza me fui poniendo delante de él y lo insté a que se acercara.

–Este es el punto del proyecto que me presenta dudas, ingeniero… –le dije.

–Puede llamarme Kurt, señorita Fischer –dijo mientras acercaba su cuerpo al mío.

Le dediqué una sonrisa y pegué mis nalgas a sus piernas. Faltaban pocos minutos para que entrara Alfredo, no podía perder tiempo. Kurt respondió gustoso ante mi actitud. Sentí que apoyaba su miembro contra mi culo con firmeza. Seguimos mirando el plano y conversando, mientras empezábamos a frotarnos, sintiendo el calor a través de nuestra ropa.

–Kurt, siento que tú y yo podemos hacer muchas cosas… –le dije mientras me seguía moviendo.

El ingeniero estaba absolutamente excitado. Me di vuelta y lo besé en la boca. Kurt empezó a acariciar mi culo, justo cuando entró Alfredo.

Kurt se separó de mí, avergonzado. Alfredo nos miró sorprendido.

–Perdón, no quise molestar…

–No molestas en lo más mínimo Alfredo –le respondí–. El ingeniero Koll y yo hablábamos del proyecto. Pasa y cierra la puerta.

Alfredo obedeció y se acercó a nosotros. Le dio la mano al ingeniero y me miró.

–Íbamos a tener un almuerzo de trabajo –llegó a decir Alfredo.

Sentí que no podía perder terreno. Volví a pegarme al cuerpo de Kurt, que se mostraba algo incómodo, y respondí:

–Dado que vamos a tener una larga tarea juntos, me parece que lo ideal es conocernos un poco. Vamos, hombres, dejen esta actitud tan formal y brindemos por el futuro.

Los dos hombres se habían sentado en el sillón de dos cuerpos. Estaban algo tensos. Yo disfrutaba.

Creo que Alfredo entendió mi actitud. Empezó a conversar con Kurt y el clima se aflojó.



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