Vecinos by Jan T. Gross

Vecinos by Jan T. Gross

autor:Jan T. Gross [Gross, Jan T.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2001-01-01T00:00:00+00:00


Cuando nuestro territorio fue incorporado a la RSSB [República Socialista Soviética de Bielorrusia], estuve escondiéndome durante unos seis meses de las autoridades soviéticas … Mientras estaba oculto para no ser deportado, no me uní a ninguna de las bandas de forajidos que estaban formándose por aquel entonces en nuestro territorio, pero envié un alegato al generalísimo Stalin, que fue cursado por la fiscalía de Moscú, calle Puszkinska n.° 15, a la jefatura de la NKVD de Jedwabne con una orden de revisión. Después de ser interrogado e investigado, se descubrió que había sido castigado injustamente, y para que pudiera recuperar lo perdido se me permitió salir de mi escondite, libre de la amenaza de ser deportado. Tras examinar mis opiniones, la NKVD de Jedwabne me invitó a colaborar en la eliminación de la chusma antisoviética. [Parece que Laudański fue uno de los «arrepentidos» del coronel Misiuriew de la NKVD.] Por entonces me puse en contacto con la NKVD de Jedwabne (no revelaré mi pseudónimo por escrito). Durante ese tiempo, y con el fin de que mi labor fuera más eficaz, mis superiores me ordenaron (para que los elementos reaccionarios no detectaran nada) adoptar una actitud antisoviética, pues las autoridades ya me conocían. Cuando en 1941 estalló de repente la guerra germano-Soviética [en minúscula y mayúscula respectivamente en el original], la NKVD no consiguió destruir todos sus documentos; yo tuve miedo y no quise salir, y sólo subrepticiamente [¡poniendo a su hermano menor a trabajar en la gendarmería alemana!] pude enterarme de que los documentos más importantes habían sido quemados en el patio de la NKVD …. Creo que la sentencia no me hace en absoluto justicia, pues mis opiniones son distintas de lo que se sospecha, ya que cuando estuve en contacto con la NKVD, mi vida se vio constantemente en peligro. Y ahora [después de la guerra] no me he unido a ninguna banda de reaccionarios, sino que he abandonado mi pueblo natal y me he puesto a trabajar en la Cooperativa Agrícola de autoayuda del gmina, que ha sido perseguida por los reaccionarios. Al integrarme en el Partido de los Trabajadores Polacos me he dado cuenta de cuánto ha mejorado mi bienestar en el espíritu Democrático, y creo que sobre unos hombros como los míos puede reposar con tranquilidad, nuestro régimen de los trabajadores [el subrayado es mío]. Afirmo que he acabado entre rejas sólo por un malentendido, pues si mi opinión acerca de la amistad con la Unión Soviética hubiera sido conocida, las bandas reaccionarias, cuando no los alemanes, habrían acabado conmigo y con mi familia.[132]

En una primera lectura de esta declaración, nos sorprende el conformismo inconmovible del sujeto. Al parecer, intentó adelantarse a los deseos de los sucesivos regímenes sanguinarios de su época y, en su afán de agradar, pasó de un extremo a otro, haciéndose primero colaborador secreto de la NKVD, luego realizando el trabajo sucio para los nazis (matando a los judíos), y por último integrándose en el partido comunista, el PPR. Los franceses



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