Una propuesta inapropiada by Catherine Brook

autor:Catherine Brook [Brook, Catherine]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-02-13T00:00:00+00:00

Capítulo 14

El viaje se atrasó unos días, puesto que la tormenta había desviado considerablemente el barco de su objetivo. La llegada a América estaba pautada para aproximadamente trece días si no surgían más complicaciones, y Amber ya ni siquiera sabía lo que quería, si llegar a América, regresar a su casa o tener el don de ver el futuro y saber de una vez por todas a dónde iría a parar su matrimonio.

Era por ese tipo de situaciones que no se tomaban decisiones sin pensar. Después, la vida se volvía un caos, y no se tenía ni siquiera la noción de lo que iba a suceder.

Para una persona acostumbrada a una vida ordenada y siempre predecible, la situación era muy frustrante. Desde aquella noche, esa misma noche en la que sintió algo que nunca había sentido, en la que experimentó sensaciones que jamás creyó posibles, todo había empeorado. Randall no había hablado del tema, como si esperara que ella dijera algo, y Amber, por su lado, estaba esperando que él hiciera un comentario al respecto. Quería saber si estaba arrepentido, si lo había hecho por un impulso, y quería saber por qué diablos no habían consumado el matrimonio.

Ya no lo negaba, quería saberlo, claro que quería saberlo. Su situación no era común, y Amber no estaba habituada a situaciones que no eran normales. Cualquiera en su lugar se cuestionaría lo mismo, y cualquiera se sentiría igual de frustrada.

El hombre la confundía. La confundía mucho.

A veces la trataba muy bien, la hacía sentir querida y experimentar sensaciones espectaculares… y luego se volvía el vivo retrato de la indiferencia, como lo hizo los días posteriores al hecho. Randall la evitó y casi no hablaron.

Amber habría querido poner voz a sus pensamientos, a sus preguntas, principalmente porque un brillo extraño en los ojos de él la incitaba a hacerlo, pero no podía. No era tan valiente. Además, ¿por qué tenía que hablar ella si era él quien parecía no saber qué estaba haciendo? A Amber le daba la impresión de que Randall tenía más cosas en la cabeza que ella misma, y que no quería iniciar una conversación sin antes tenerlo todo claro. Qué importaba que Amber estuviera a poco de agotar la que creyó una gran paciencia, y que estuviese tentada de tirarse del pelo para mitigar una frustración a la que no estaba acostumbrada. Y es que el motivo principal de dicha frustración era ese: que no estaba acostumbrada a que una persona la hiciera pensar tanto y le provocara semejantes sentimientos. En sus veinticuatro años de vida, nadie, aparte de su familia, había calado tan hondo en Amber como para provocar constante actividad en su mente, para hacerla desear cosas y cuestionarse otras. Ese americano había llegado de pronto y había puesto su cabeza del revés sin ningún derecho.

«Ojalá hubiera regresado a casa cuando pude», se dijo, aunque el fondo, muy en el fondo, sabía que se estaba mintiendo.

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