Una pecera con peces de colores by Robert A. Heinlein

Una pecera con peces de colores by Robert A. Heinlein

autor:Robert A. Heinlein [Heinlein, Robert A.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Ciencia ficción
editor: ePubLibre
publicado: 1942-01-01T03:00:00+00:00


La Mosca es un curioso animal.

No puede distinguirse a Ella de Él.

Pero Él puede hacerlo… y también Ella.

»Después de todo —continuó Graves—, las diferencias visibles entre hombres y mujeres son completamente superficiales y casi desdeñables… excepto para los hombres y las mujeres.

Einsenberg encontró la sugerencia repulsiva; luchó contra ella.

—Mire, doctor, por poco que nos hayan estudiado se habrán dado cuenta de que la raza humana está dividida en sexos. Al fin y al cabo, no somos los primeros ejemplares que han capturado.

—Tal vez no nos estudian.

—¿Eh?

—Tal vez somos simplemente… animalitos domesticados.

¡Animales domesticados! La moral de Bill Einsenberg se había mantenido muy alta frente al peligro y la incertidumbre. Este ataque era más sutil. ¡Animales domesticados! Había pensado en Graves y en sí mismo como en prisioneros de guerra, o, posiblemente, objetos de investigación científica. Pero, animales domésticos…

—Sé lo que siente —continuó Graves—. Resulta humillante desde un punto de vista antropocéntrico. Pero creo que puede ser verdad. Y puedo exponerle también mi propia teoría particular acerca de la naturaleza posible de X, y de la relación de X con la raza humana. Desde luego, se trata de una simple conjetura, basada en muy pocos datos. Pero encaja con los hechos conocidos.

»Yo concibo a los seres X como apenas conscientes de la existencia de los hombres, sin el menor interés por ellos…

—¡Pero nos dan caza!

—Tal vez. O tal vez nos han atrapado ocasionalmente por casualidad. Muchos hombres han soñado en una incidencia de inteligencias no-humanas sobre la raza humana. Casi sin excepción, el sueño ha asumido una de dos formas, invasión y guerra, o exploración y mutua interrelación social. Ambos conceptos presuponen que los no-humanos son lo bastante semejantes a nosotros cómo para luchar con nosotros o hablar con nosotros: es decir, para tratarnos como iguales, en uno u otro sentido.

»Yo no creo que X esté suficientemente interesado en los seres humanos para desear esclavizarlos, o incluso exterminarlos. Es posible que ni siquiera deseen estudiarnos, después de haberse dado cuenta de que existimos. Tal vez carecen de espíritu científico, si entendemos por él una curiosidad simiesca por todo lo que se mueve. A ese respecto, ¿hasta qué punto estudiamos nosotros a las otras formas de vida? ¿Le ha preguntado usted alguna vez a sus peces de colores lo que opinan sobre la poesía o la política de los peces de colores? ¿Piensan las termitas que el lugar de una mujer está en el hogar? ¿Prefieren los castores a las rubias o a las morenas?

—Bromea usted.

—No, no bromeo. Tal vez las formas de vida que he mencionado están implicadas con ideas semejantes. Pero la que quiero subrayar es que nunca podremos saber si lo están o no. No creo que X conciba a la raza humana como inteligente.

Bill meditó unos instantes y luego dijo:

—¿De dónde cree usted que proceden, doctor? ¿De Marte, quizá? ¿O del exterior del sistema solar?

—No necesariamente. Ni siquiera probablemente. Mi opinión es que proceden del mismo lugar que nosotros: del barro de este planeta.

—Doctor…

—No me mire como a un bicho raro, Bill.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.