Un refugio para Clara by Marta Estrada

Un refugio para Clara by Marta Estrada

autor:Marta Estrada [Estrada, Marta]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Drama, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2013-05-31T16:00:00+00:00


30

Costó tanto conseguir una buena cobertura que Éric propuso utilizar su teléfono misterioso, aquel que Clara no había visto por ninguna parte y que, según le explicó por fin, tenía guardado en un cajón porque evidentemente no lo necesitaba. Al final no sería preciso, obtuvo línea mientras descansaban un rato sentados sobre unas rocas en lo alto de un repecho. El paseo había sido largo y ambos se sentían agradablemente fatigados, aunque llenos de vitalidad gracias al ejercicio y al ambiente puro y sano de la montaña. David respondió enseguida y su voz potente penetró por el altavoz acompañada de los ruidos de una calle transitada.

—¡Hola, fierecilla! —exclamó alegremente nada más descolgar—. ¿Qué hace la mujer de las nieves?

—¿Me estás llamando Yeti? —rió Clara.

—Todo depende de si te has depilado.

—Idiota.

—Tú más.

—¿Dónde estás? Apenas te oigo con tanto ruido.

—Acabo de salir de un restaurante afrochino o algo así y voy camino del hotel con ánimo de echarme una siesta. Me la merezco.

—¿Afrochino?

—Por lo menos. Me han puesto un plato de bolas de cerdo agridulce que parecían pezones de zulú, por no decir otra cosa.

Clara rió de nuevo y Éric la contempló sonriendo.

—Mira que eres bruto.

—No tanto como para no preguntarte cómo te encuentras y qué tal va todo. Desde luego suenas genial.

—David, no estoy en el hostal —le espetó a bocajarro.

—¿Y qué más da? Puedes hablar igual, ¿no? Aunque, bueno, aquí te multan si en lugar de ciudad cuchillera dices ciudad navajera, lo mismo allí no se puede hablar por teléfono en el exterior.

—Eres incorregible. No me entiendes, quiero decir que no me he hospedado en el hostal.

Silencio al otro lado de la línea.

—¿David?

—Sí, sí, estoy aquí, cavilando a toda máquina. Entonces, ¿dónde coño estás? ¿Tengo que empezar a suponer que mi intuición de que algo no iba bien cuando me enviaste aquel sms tan raro era cierta? Me pareciste un poco escurridiza después cuando hablamos. Vale, vale, intuición no, sospecha, antes de que tú me digas que los tíos no tenemos de eso.

Clara le explicó todo, omitiendo los detalles más íntimos y salvaguardando los asuntos privados de Éric.

—O sea, ¿me estás diciendo que llevas desde el lunes en casa de un tío que no conoces de nada, que te salvó de una hipotermia y de quien te has enamorado locamente, así, en plan película?

—En resumen es eso, y te agradezco que en ese listado no añadas que es sordo.

—Que sea sordo o ciego o manco me importa un carajo. —Bufó y pareció que se detenía en algún lugar menos bullicioso—. Lo que me deja totalmente acojonado es la historia en sí, Clara. Estamos a jueves, ¿eh? Cuenta conmigo, uno, dos, tres días y poco más.

—Sí, niño, lo sé, me hago cargo de cómo debe de sonarte todo esto, pero es así.

—Oye, ¿me lo juras por la cobertura de tu móvil?

—Estoy hablando en serio, David. Jamás me sentí como me siento ahora con él. Sé que no va a ser una relación demasiado fácil, pero estoy dispuesta a lo que sea para que salga adelante.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.