Un hombre que promete by Adele Ashworth

Un hombre que promete by Adele Ashworth

autor:Adele Ashworth [Ashworth, Adele]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Histórico, Romántico
publicado: 2013-05-17T22:00:00+00:00


Capítulo 13

La Navidad había llegado. Un aire de celebración y entusiasmo comenzó a inundar las calles de Winter Garden a medida que todo el mundo se preparaba para la fiesta religiosa. Los cantantes de villancicos se situaban en la plaza de vez en cuando para entretener a todo aquel que pasaba por allí, las campanas sonaban desde la iglesia, y los niños hacían estallar los petardos y recogían ramas de pino y de acebo para colgarlas en las repisas de las chimeneas y en la entrada de las puertas.

Madeleine se había pasado toda la semana preparando bonbons, ricas bolas de chocolate francés envueltas en papel decorado, para entregárselos a los lugareños. Aquellos que no consideraban extraño que hubiera una francesa entre ellos aceptaban el chocolate encantados y la recibían con agrado. Otros, entre los que se incluían, por supuesto, lady Claire Childress y Penélope Bennington-Jones, recogían los bombones por medio de desabridos mayordomos que se los agradecían con cordialidad y le informaban de que su señora no estaba en casa. Al parecer, Desdémona seguía escondida, aunque el hecho de estar embarazada era una excusa de lo más conveniente para negarse a ver a las visitas, desde luego.

La investigación que llevaba a cabo junto con Thomas seguía adelante, aunque despacio. Habían pasado dos semanas desde su encuentro con el barón y durante ese tiempo ni Thomas ni ella habían averiguado nada nuevo. Habían paseado muchas veces junto al lago por la noche sin ver ni oír nada en la gélida oscuridad. A Madeleine le daba la impresión de que Thomas estaba a la espera de algo, aunque no habría sabido explicar por qué, ni siquiera ante sí misma. Parecía contentarse con vivir en la casita con ella y descubrir por casualidad las pistas relacionadas con la operación de contrabando de opio, en lugar de investigarlas. Él no tenía prisa alguna por concluir la investigación y, con cierto recelo ante su propia pereza, si podía llamarla así, Madeleine se dio cuenta de que ella tampoco la tenía. Disfrutaba de la compañía de Thomas cada día más y, por supuesto, Inglaterra suponía un cambio de lo más refrescante para ella. Aunque las raíces de su trabajo seguían en Francia, ése era su hogar; ése era el lugar al que pertenecía, aunque fuera en su mente y en su corazón. Utilizaría cualquier excusa para permanecer en suelo británico tanto tiempo como le fuera posible.

Thomas y ella habían llegado a conocerse mejor durante las dos últimas semanas, aunque solo de una manera superficial. Solían pasar el día juntos leyendo o escribiendo cartas, paseando por el pueblo o haciendo visitas, jugando al ajedrez o conversando por las noches. Aún se negaba a hablar de sí mismo, así que ella no fisgoneaba, pero charlaba con frecuencia sobre su hijo, a quien quería muchísimo. Madeleine se moría por preguntarle acerca del accidente que le había causado las lesiones, aunque algo en su interior que no lograba identificar la instaba a guardar silencio. Sabía que él revelaría más de sí mismo a su debido tiempo.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.